El exprocurador general de la República encarcelado por la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, Jesús Murillo Karam, abandonó la mañana de este sábado la Torre Médica del penal de Tepepan y fue enviado a su hogar, en medio de un fuerte operativo de seguridad, para terminar de cumplir la condena que pesa en su contra.

De esta manera, el Poder Judicial cumplió con la orden dictada por el juez de Control son sede en el Reclusorio Sur de la capital nacional, Juan José Hernández Leyva, quien este viernes brindó un plazo de 24 horas para que la Guardia Nacional traslade al exgobernador de Hidalgo desde la prisión a su hogar, ubicado en las Lomas de Chapultepec.

El Poder Judicial de la Federación atribuyó dicha medida en su favor luego de analizar su estado de salud al tener en cuenta, por ejemplo, que el exprocurador de Enrique Peña Nieto permaneció internado durante gran parte de este año. Sin embargo, su permanencia en su domicilio deberá ser acatada bajo una serie de órdenes medidas cautelares que implican, entre otras medidas, la entrega de su pasaporte, vigilancia en el perímetro de su propiedad y la prohibición de entrar en contacto con las víctimas u otras personas involucradas en la causa penal.

Durante la presidencia de Peña Nieto, Murillo Karam fue uno de los ideólogos y principales propagadores de "la verdad histórica", la hipótesis a través de la cual el gobierno priista intentó instalar que los 43 normalistas de Ayotzinapa habían sido asesinados por el crimen organizado de Guerrero, que había esparcido sus restos óseos en un río. Años después, esta línea de investigación se reveló falsa, por lo cual el exgobernador ahora enfrenta una condena en su contra de 82 años: 60 años por desaparición forzada, 12 por tortura y diez por delitos contra la administración.

Luego de pasar una serie de años tras las rejas, Murillo Karam deberá acatar las órdenes judiciales que pesan en su contra en su hogar, luego de recibir un fallo en su favor que tuvo en cuenta el estado de salud que atraviesa a sus 76 años. Según su defensa, el exprocurador enfrenta una "enfermedad obstructiva crónica, hipertensión arterial e insuficiencia vascular cerebral".