Una delegación de funcionarios de la Secretaría de Economía visitó Buenos Aires con la excusa de renegociar un acuerdo de complementación económica, pero con un objetivo más ambicioso: Explorar la posibilidad de comprarle al país sudamericano el maíz que México exporta de Estados Unidos.

Es una amenaza directa a la administración republicana de una de las posibles consecuencias si Trump cumple con sus amenazas de dinamitar de manera unilateral el TLCAN. Como explicó a LPO el experto Antonio Ortiz-Mesa, el mercado de maíz es de "compradores, no de vendedores".  Es decir, si México decide dejar de comprarle a Estados Unidos, para la potencia no sería tan sencillo colocar su producción en otro mercado y Trum enfrentaría la furia de sus productores.

Para México, se abrió una oportunidad tras el giro aperturista del gobierno de Mauricio Macri y por eso un equipo de técnicos encabezado por el subsecretario de Comercio Exterior, Juan Carlos Baker Pineda, viajó a Buenos Aires a iniciar las conversaciones.

LPO Argentina entrevistó al enviado del secretario Idefonso Guajardo, quien no ahorró elogios ante el cambio de signo político que encaró Macri: "Estamos muy entusiasmados con lo que está pasando aquí. Admiramos mucho la dedicación que el presidente Macri y su equipo le están poniendo a devolver a Argentina a los escenarios internacionales. Estamos muy contentos de verlos nuevamente en la WEF, a Davos y otros foros internacionales. México quiere que a Argentina le vaya bien porque creemos que si a Argentina le va bien, también nos va a bien a nosotros, nos va bien a todos."

"Hay un interés muy sincero de apoyar a Argentina, de estar cerca, y de encontrar maneras novedosas de fortalecer nuestra relación y el comercio es una de ellas, ciertamente. La proyección de inversiones es otra. Por eso estamos aquí trabajando en la segunda ronda de negociaciones del ACE 6", aseguró Baker Pineda. En noviembre pasado, ya se había desarrollado la primera ronda de acercamiento en el Distrito Federal.

México, Argentina y Brasil son  las tres economías más grandes de América Latina y el comercio que tienen no está a la altura del tamaño de sus economías.

El ACE 6 es un limitado Acuerdo de Complementación Económica entre Argentina y México, que este año cumplió 30 años de vida, con escasos logros. Ampliado en 2007, el Acuerdo otorga preferencias arancelarias a ambos países, pero en el transcurso el tiempo quedó acotado. Por eso, equipos de ambos gobiernos buscaron avanzar en el armado de un primer documento que sintetice los intereses comerciales de ambos.

La situación económica de Brasil puso en apuros a la industria argentina, que perdió buena parte de su demanda externa dentro del Mercosur, pero también afecta a varias economías regionales. El tipo de cambio con un atraso récord tampoco ayuda. Pero mientras se cierran esas puertas, en México se abre una ventana: la incertidumbre por las amenazas de Trump.

¿Cuál es el objetivo de México en esta reunión?

Entre noviembre y abril ya hubo intercambios entre los equipos en los que comenzamos a forjar un primer texto con ideas de cómo queremos modernizar el ACE 6. En esta ocasión buscamos llevarnos a de vuelta a casa cada quien una idea precisa de en dónde estamos parados en casa uno de los temas y dónde radica alguna diferencia de opinión, lo que nosotros en la jerga llamamos "texto consolidado", que incorpore las preferencias de ambos países y desde allí empezar a limpiarlo.

También estamos trabajando en la cooperación en otras áreas. Por ejemplo, aquí (en Buenos Aires) en diciembre se llevará a cabo la cumbre de la Organización Mundial de Comercio (OMC). Y el G20 también el año próximo. 

LPOJuan Casas

El ACE 6 es un acuerdo que quedó postergado para la Argentina por el Mercosur que concentró el comercio exterior y acota las posibilidades para los acuerdos bilaterales. ¿Qué lugar le deja el Mercosur a la negociación bilateral?

Nosotros no lo vemos así. México también tiene un ACE con Brasil, el ACE 53, y acuerdos con otros países de la región como Uruguay y, por ejemplo, con Paraguay tenemos un acuerdo más sencillo. Yo no creo que este tipo de acuerdos bilaterales le quite fuerza al Mercosur. Al contrario, considero que en la medida en que los países miembro se fortalezcan a sí mismos, más pueden aportar al bloque. Y como con Argentina estamos en conversaciones, también lo estamos con Brasil y tendremos nuestra sexta ronda de negocios en nuestro verano, invierno aquí. Y el objetivo, al fin de cuentas es el mismo, que nuestra relación sea más cercana.

México, Argentina y Brasil son las tres economías más grandes de América Latina y el nivel de comercio que tenemos no está a la altura del tamaño de estas economías ni cerca del potencial que podemos lograr. Así que creo que los ACEs no solo no vienen a generar grietas en el bloque sino que pueden dinamizar y el fortalecer al Mercosur y sus economías.

¿Cuáles son las prioridades de México en la agenda con Argentina? ¿Y los de Argentina en México?

Tanto el presidente Macri como Peña Nieto nos han delegado el mandato en las figuras del secretario Guajardo y la ministra Malcorra, que profundicemos de manera significativa en las preferencias arancelarias ya vigentes en el ACE 6. No estamos empezando de cero, lo cual es una ventaja, y queremos agradar las preferencias que nos hemos otorgado: si eran del 15%, llevarlas al 20%. Y, desde ya, también incorporar productos nuevos a las preferencias.

No es un secreto las fortalezas exportadoras de cada país: México es fuerte en manufacturas y autos y la Argentina en materia agroalimentaria. Creo que llegaremos a un buen balance de intereses entre nuestros países.

¿Cuáles son esos nuevos productos?

Todavía no hemos conversado la lista producto por producto. Por el momento estamos en el paso previo, diseñando el esquema en el que se van a llevar a cabo las negociaciones. Igualmente creo que es bastante obvio cuáles son los fuertes en materia exportable de cada país: en el caso de México son las manufacturas, los productos químicos y autos. Somos exportadores muy grandes de automóviles y creemos que podemos encontrar posibilidades interesantes aquí.

De la misma manera, no es ningún secreto el gran potencial exportador de Argentina en materia agroalimentaria, lo cual, creo yo se verán reflejados en el Acuerdo. Considero que llegaremos a un balance entre los intereses de Argentina y México.

Tuve la suerte de conversar con empresarios mexicanos que acompañaron la visita de Peña Nieto a Macri el año pasado. Algunos provenían de la industria agroalimentaria y tenían la intención de desembarcar en Argentina con productos terminados como cereales para el desayuno y snacks para kioscos. ¿Se encontraron con reticencias del sector agroalimentario argentino para la apertura comercial?

No en verdad. Creo que al hablar de una relación más profunda entre México y Argentina nos beneficia a ambos. La experiencia de México de más de 30 años promoviendo el comercio en los mercados internacionales nos ha dado como lección que la competencia es buena y que siempre puedes encontrar una manera de complementar la producción o, como en el caso de países en este hemisferio, la estacionalidad de cuándo producimos lo mismo unos y otros. En México no vemos el comercio como una suma cero donde yo voy a venderte algo y tú vas a dejar de venderme, por el contrario.

En respuesta a tu pregunta sobre estar en el mismo sector, el agroalimentario, pues sí, México es un gran exportador de productos como tomate, berries, fresas; pero importamos soja, importamos maíz, importamos manzanas, y esto ayuda a que tengamos complementariedad. Tanto para nuestras cadenas de valor como para la parte pecuaria, ya que el maíz importado se usa para alimentar ganado que luego se exporta.

Para nosotros el comercio no desplaza producciones sino que favorece al consumidor. De hecho, en México la apertura comercial ha permitido a la clase media tener acceso a muchos más productos, mucho más baratos y en una variedad impensada de haber optado otra estrategia.

LPOJuan Casas

¿Cuándo esperan que este acuerdo quede operativo? ¿Hay un cronograma?

Desde luego que tenemos interés en que esto camine rápido, pero a la luz de que ambos países ya tienen un acuerdo, tiendo a pensar que esta negociación estaría terminando a fines de este año o a comienzos del próximo. 

Pasemos a la relación entre México y Estados Unidos...

What about them? (Risas) Dime...

Las relaciones con Estados Unidos tienen una tensión que se maneja en dos planos: uno el de los hechos, ya que de concreto en el comercio bilateral no ha habido cambios; y otro el del discurso, en tanto el nuevo presidente Trump tiene un lenguaje hostil hacia México, habla de levantar un muro, romper el TLCAN ¿Cómo lo vive el Gobierno: Dejan pasar los dichos porque Trump como dice una cosa se desdice o con sobresaltos y tienen que salir corriendo a analizar el posible impacto de cada declaración del presidente de los Estados Unidos?

Nos lo tomamos muy en serio. Cada anuncio nos obliga a estar preparados, es nuestra obligación como funcionarios públicos estar preparados para cualquier cosa. Así que desde el inicio de este año hemos estado siguiendo muy atentos lo que está sucediendo. Recordemos también que México ya lleva más de dos décadas experimentando la relación diaria e intensa con los Estados Unidos y ahora enfrentamos una retórica que cuestiona los principios de convivencia de esas dos décadas. Ahora bien, en términos de qué ha sucedido, pues el comercio sigue fluyendo normal. Entre la retórica y la realidad, pues yo creo que las empresas han optado por la realidad. Y la realidad es que en estos momentos y mientras no hagamos otra cosa, lo que sigue aplicando son las disposiciones del TLC. El comercio bilateral en cada uno de los últimos años ha sobrepasado los 500.000 millones de dólares. Es muy grande, más de 1.000 millones de dólares por día.

Nos tomamos muy en serio cada declaración de Trump, es nuestra obligación como funcionarios estar preparados para cualquier cosa. Nos enfrentamos a una retórica que cuestiona los principios de nuestra convivencia.

Si me preguntas qué vamos a hacer, ahí considero que estamos más a la expectativa. Esto no quiere decir que no estamos haciendo nada.De ninguna manera. En breve te platico lo que estamos haciendo. Pero ¡vaya! la Casa Blanca ha dicho que quiere renegociar el TLCAN, ha dicho que va a enviar una notificación al Congreso para avisarles de esta decisión. En el momento en que esa notificación suceda, tiene que darse un período de 90 días de consulta pública en Estados Unidos como lo establece la ley, pero la notificación no se ha dado. 

¿Qué están haciendo para prepararse?

En primer lugar, consultar a todos los actores interesados: recibir a todos los empresarios, organizar foros con académicos y estar cerca del Senado de la República. Y el presiente Peña Nieto también ha sido muy muy concreto en las instrucciones que nos ha dado y es prepararnos para un escenario en los que tenemos que tener nuestros pilares. ¿Cuáles son? Primero, México no va a aceptar una plática cuyo resultado va a ser pagar aranceles de nuevo. Los últimos aranceles en América del Norte los dejamos de cobrar hace 15 años. Entonces regresar a un escenario donde se discuta pagar 5, 10 o 20% de arancel simplemente no está sobre la mesa.

Segundo, el TLCAN tiene 23 años y en este tiempo se han creado procedimientos nuevos y adecuaciones de tecnologías por la revolución digital, así que sí podemos renegociarlo para llevarlo al siglo XXI. Esto es una discusión positiva, que construye sobre lo que ya tenemos y nos va permitir tener un ganar-ganar-ganar y digo "ganar" tres veces porque también está Canadá en medio.

Y ese el tercer pilar. Lo que sea que vayamos a hablar, tiene que involucrar a los tres países: ninguno  puede unilateralmente cambiar las reglas del juego.

¿Y si igualmente Estados Unidos decide salir del TLCAN?

Si eso sucediese, volveríamos a las preferencias arancelarias que nos damos mutuamente bajo la Organización Mundial de Comercio. Ahí, los aranceles que puede poner Estados Unidos bajo sus compromisos internacionales para productos como manufacturas son del 2,5%.

Yo nada más soy un burócrata, pero creo que si tú consideras la cercanía geográfica, la productividad de la mano de obra mexicana, tus inversiones, la integración de las cadenas de valor, etcétera, pues creo que no te va a cambiar tu decisión pagar un 2,5% de arancel. No es el fin del comercio.

Por el contrario, ¿sabes tú de cuánto es el arancel que México puede fijar bajo la OMC? Pues estamos hablando de aranceles que en algunos casos llegan a más del 100%. 35%-50% en general. ¡Vaya! No queremos una guerra comercial en la cual ya no vamos a tener este elemento (TLCAN) que fomenta las cadenas de valor entre nosotros, pero sí estamos preparados para esos escenarios en los que las cosas no vayan de la manera que deseamos nosotros.

LPOJuan Casas

¿Tienen cuantificado el potencial de una ruptura acelerada del TLCAN?

Pues si salimos del TLCAN, pues sí tenemos que tomar previsiones porque hay una serie de productos que nos van a faltar para complementar nuestra oferta doméstica. Y ahí entra nuestra política de diversificación comercial que México está persiguiendo y por eso vinimos a la Argentina y días atrás estuvimos en Europa en una ronda de negociaciones y también estamos buscando oportunidades en Asia.

Pero en tanto estimaciones de cuántos puntos del PIB puede perder México, no tenemos una cuantificación. Sí hay estimaciones privadas, pero son eso: estimaciones. Nosotros lo que hacemos es prepararnos para que, en el caso de un worst case scenario, redoblemos nuestro compromiso con el libre comercio y sigamos siendo un país atractivo para las inversiones. Argentina, Brasil y Europa son socios comerciales muy importantes para nosotros.

¿Y cuáles son esos productos de la oferta doméstica que necesitan complementar en primera instancia?

Bueno, lo que México importa de Estados Unidos es de público conocimiento, las estadísticas están allí. Pero por poner algunos en relevancia, México importa solo de maíz más de 2.000 millones de dólares, soja 1.500 millones de dólares (son datos de 2015). Son cantidades muy grandes. Y esos productos se traen por una razón: en algunos casos, es porque son parte de una cadena de valor, y en otros casos va directamente al consumidor final y son bienes que forman parte de la dieta básica y actualmente los estamos trayendo de los Estados Unidos porque estamos al lado.

Pero, naturalmente, somos conscientes que hay posibilidades de tener otras fuentes de abastecimiento.

México importa de Estados Unidos más de 2.000 millones de dólares de maíz y 1.500 millones de soja. Somos conscientes que podemos traerlo de otro lado.

¿Ven en el Gobierno con mejores ojos que el discurso extremista de Bannon vaya perdiendo fuerza frente a una postura más racional como la del gabinete?

Solo estoy autorizado a hablar de la parte comercial, que es lo que nosotros vemos. Y en este caso, la contraparte de la Secretaría de Economía es el Departamento de Comercio de los Estados Unidos. Allí está el secretario Wilbur Ross, una persona muy inteligente y con mucha disposición de trabajar con nosotros.

Es positivo tener del lado de enfrente a una persona como Wilbur Ross, que ya está ratificado por el Senado y que apenas asumió se metió en los temas.