Los mensajes hacia las Fuerzas Armadas son evidentes. Enrique Peña Nieto y su Secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, no pierden oportunidad para reconocer, agradecer y enaltecer el trabajo que realizan en el combate de la violencia y el narcotráfico. Pero el problema de fondo persiste.

A medida que pasan los meses -los años, en rigor-, crece la presión para darle un marco jurídico a la participación del Ejército y la Marina en materia de Seguridad Interior. Cada vez que empieza o está por terminar un período legislativo, el General Salvador Cienfuegos hace saber su malestar.

Por eso, César Camacho intentó instalar el debate a principios de este período legislativo, pero se encontró con dos grandes conflictos. Por un lado, las condiciones que imponía el PAN: meter en la discusión el proyecto de mandos policiales, pero también una eventual reforma política que permita introducir la segunda vuelta electoral en México.

"Es probable que no salga en este momento. El dictamen está entrampado", reconoció el coordinador de los diputados priístas hace un mes. La cercanía de las elecciones en el Estado de México terminaban de trabar también el apoyo desde Los Pinos.

¿Por qué? La razón es sencilla: discutir sobre la necesidad de un ley que regule la intervención de las Fuerzas Armadas sería una suerte de reconocimiento de que la violencia no ha mermado en estos años. Un argumento que podría utilizar Morena en medio de la pelea más brava que tiene el PRI en materia electoral. 

Según pudo saber La Política Online, aunque los sondeos vaticinan un resultado muy apretado, el líder de la bancada priista en San Lázaro ya comenzó a avisar a sus compañeros diputados que si Alfredo Del Mazo sale victorioso el próximo 4 de junio, entonces el primer objetivo será impulsar la Ley de Seguridad Interior. 

Hay que recordar que molestos por el fracaso de la discusión en el Congreso, Cienfuegos inició una lobby directo con los gobernadores, los primeros perjudicados por la violencia en su territorios. 

Ese cabildeo generó incluso que los mandatarios panistas contradigan a la postura de Ricardo Anaya y salgan a presionar públicamente por la Ley de Seguridad Interior, mostrando fisuras con la posición de Marko Cortés.