El dato ya se conoce en Los Pinos. Luis Castillo Cervantes, mejor conocido como "El Rey de los Dragones", preso en Corpus Christi donde es enjuiciado por lavado de dinero, habrÃa mencionado en una audiencia ante el juez Peter Ormsby su relación de amistad con el secretario de EnergÃa de Donald Trump, el ex gobernador de Texas Rick Perry.
Perry, una figura indiscutida del Partido Republicano, el gobernador de mayor duración en el cargo de la historia de EU, un consentido de la aristocracia texana y del poder petrolero se ve de repente involucrado en una trama junto a nombres como Rodrigo Medina y Humberto Moreira. En tanto, quienes conocen de cerca el proceso, comentan que el nombre de Enrique Peña Nieto todavÃa no ha sido mencionado en ningún momento.
Los relatos de Castillo Cervantes son imperdibles, dignos de animar una pelÃcula de Hollywood. Cenas con gobernadores mexicanos llevados al sur de Texas en aviones privados para luego ser devueltos a sus terruños, mansiones valuadas en 12 millones de dólares, caballos de carrera, obras de arte y nexos profundos con animadores y cabilderos del Partido Republicano. Nada falta y nada sobra en un relato que tuvo su prólogo en Tamaulipas, desde donde Castillo migró a Texas angustiado por un episodio de inseguridad, antes de hacerse conocido por sus maquinas repavimentadoras que los gobernadores mexicanos optaron por llamar "dragones".
Además, según se comenta en Texas, Castillo se está revelando en las audiencias ante la Corte como un narrador fascinante que cautiva al auditorio con sus relatos de torneos de golf con polÃticos y empresarios al tiempo que recuerda, tal vez como parte de una estrategia, sus orÃgenes humildes. Un self-made man que encontró en la vinculación polÃtica su pasaporte hacia una vida de poder.
Y en ese cuadro aparece Perry. Fue una mención muy concreta para con el ex gobernador pero que para quienes conocen la polÃtica texana agita fantasmas. Especialmente aquellos relatos sobre que Castillo habrÃa sido un aportante de la maquinaria electoral de Perry y que por eso el ex gobernador jugaba al golf con el "dragón". Esto explicarÃa, agregan, el enorme margen de maniobra que Castillo tuvo durante años en Texas: comprar propiedades por doquier sin demasiadas molestias de la autoridad local, estar asociado en un banco e incursionar en otros negocios paralelos. Todo con los contratos millonarios que llegaban desde México.
Al parecer Perry fue la piedra angular de esto porque fue gobernador del Estado más importante para México desde el 2000 al 2015. Un republicano poderoso y el hecho de que jugara al golf con Castillo fue su clave de acceso para que el empresario pudiera penetrar en la polÃtica mexicana. Estar bien con Castillo era estar bien en Texas, donde justamente, también se han señalado negocios grises por parte de los Medina y los Moreira.
Hoy por hoy Perry integra el gabinete de Trump y por el juicio, que en un principio iba a ser un relato de la corrupción mexicana, lentamente comienza a ser de interés para los cÃrculos de poder en Austin y en Washington. Un funcionario de primera lÃnea, de acceso directo a la Casa Blanca salpicado por una amistad incómoda y todo ventilado gracias a que Castillo habrÃa logrado, según pudo conocer LPO, el mejor tipo de acuerdo con la justicia de EU para ser testigo protegido. La historia no ha hecho más que empezar. TodavÃa quedan varias cosas por verse.
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