A finales del año pasado Donald Trump se anotó uno de los pocos triunfos que ha podido presumir como presidente de los Estados Unidos cuando anunció que la planta Carrier en Indiana permanecería en territorio estadounidense, y no se mudaría a México, como había anunciado la empresa a principios de 2016. Los superpoderes de negociación del entonces presidente electo habían salvado 1,400 empleos de la globalización. Lo que Trump no anunció es que Mike Pence, vicepresidente y en aquel entonces gobernador de Indiana, había ofrecido recortes fiscales multimillonarios a Carrier para que no se fueran.

Hoy la compañía anunció que despediría a alrededor de 600 empleados antes de que termine el año. Carrier desde el principio advirtió que para permanecer en territorio estadounidense se vería forzada a recortar su fuerza laboral de manera significativa.

La empresa dijo también que muchos otros puestos de trabajo serían eliminados por automatización en los próximos años.

En aquel momento en diciembre, Trump viajó hasta la planta en Indianápolis para hacer el anuncio personalmente a los trabajadores. "Esto es lo que va a pasar", dijo el presidente, "voy a recibir una llamada del director de Carrier y me va a decir, señor presidente, hemos decidido quedarnos en Estados Unidos. Eso es lo que va a pasar, 100%".