Un dato complicado llegó en las últimas horas a la embajada mexicana en Washington, donde opera el War Room que negociará el TLCAN bajo la coordinación de Jerónimo Gutiérrez y la dirección de Luis Videgaray. Al parecer, Donald Trump estaría muy contento con el acuerdo azucarero que negoció Wilbur Ross - en el cual México sale perdedor -, y le atribuye ese éxito no al secretario de Comercio, sino al magnate del endulzante José Fanjul, un cubano de fuertes influencias en EU.

Propietario de Tate & Lyle, poderoso donante republicano y propagandista del Brexit, Fanjul tiene una amistad de años con Ross y ha captado la atención de Trump. El dato a tener en cuenta: Trump le habría encargado a Fanjul que se empape a fondo de la renegociación del TLCAN para asesorar a Ross en ese frente así como lo hizo en el del azúcar.

El conglomerado de Fanjul que se sustenta en las vastas plantaciones  que poseen en el Estado de Florida y en la República Dominicana, aunque con el tiempo han diversificado sus actividades con inversiones en el sector inmobiliario o en el turístico.  Fanjul además es el ideólogo del proyecto presidencial del senador Marco Rubio.

El acuerdo que negoció Ross con Ildefonso Guajardo impone fuertes reacomodos a los productores mexicanos para que este negocio siga funcionando sin aranceles. El Washington Post ha señalado que el acuerdo beneficia a los productores de EU pero que perjudica a los consumidores.

El acuerdo tiene mucho que ver con el concepto de Peter Navarro (asesor comercial de Trump) que se denomina "comercio administrado", una dinámica más signada por asignación de cuotas de mercado que por leyes de oferta y demanda.