Para la iglesia en México esto es un asunto de extrema importancia. El cardenal Norberto Rivera presentó su renuncia conforme a procedimiento, y tras cumplir 75 años el cardenal tuvo que poner su cargo en manos del Sumo PontÃfice, quien tendrá la última palabra sobre su futuro al frente de la Arquidiócesis de México.
Como podrÃa esperarse, el religioso originario de Durango desea permanecer más tiempo que lo que dispone la ley canónica. Asà lo recordó el propio Hugo Valdemar, vocero de la Arquidiócesis y mano derecha de Norberto, al traer al presente el caso del cardenal Juan Sandoval IñÃguez, aquel arzobispo de Guadalajara a quien el papa Benedicto XVI aceptó su renuncia hasta diciembre de 2011, cuatro años después de cumplir 75 años.
De igual modo, luego de recordar al antecesor de Rivera (Ernesto Corripio), el vocero de la Arquidiócesis aseguró que 20 años respaldan al todavÃa arzobispo mexicano. "VarÃan muchos las circunstancias y será una decisión totalmente tomada por el Santo Padre", señaló Valdemar Romero en conferencia de prensa.
Sin embargo, un antecedente público hace sombra al hombre fuerte de la Iglesia. Durante su vista a México en febrero de 2016, el Papa Francisco llamó la atención al clero mexicano (con especial atención a la Arquidiócesis): "No tengan miedo a la transparencia. La iglesia no necesita de la oscuridad para trabajar... No se dejen corromper por el materialismo trivial ni por las ilusiones seductoras de los acuerdos debajo de la mesa", dijo Bergoglio.
Este mensaje tuvo una respuesta inmediata de la iglesia mexicana, la cual a través del semanario Desde la fe, órgano oficial de comunicación de la Arquidiócesis, cuestionó en una editorial las palabras del pontÃfice argentino: "¿Tiene el Papa alguna razón para regañar a los obispos mexicanos? ¿Por qué tratar de demeritar el trabajo de los obispos mexicanos? ¿O será que las palabras improvisadas del Santo Padre responderÃan a un mal consejo de alguien cercano a él? ¿Quién mal aconsejó al Papa?".
Esto último no hizo mejorar las relaciones entre los lÃderes católicos de México y el Vaticano; no obstante, Rivera Carrera no quitó el dedo del renglón y ha operado en la propia basÃlica de San Pedro a través de Franco Coppola, embajador del Vaticano en México, para mostrarse como la mejor opción al frente de la iglesia ante el proceso electoral en curso, donde se elegirá a un nuevo presidente en el paÃs.
La PolÃtica Online pudo saber los argumentos que Norberto está usando a su favor para liderar en 2018 a la religión más importante del paÃs. Su tesis de mayor poder es que conoce a todos los candidatos y aspirantes: "Con Peña Nieto me hermana una relación de amistad y colaboración entrañable; con Acción Nacional no puedo dejar de tener contacto, pues representan muchos de nuestros intereses en el Congreso, y a Andrés Manuel lo traté desde que fue Jefe de Gobierno. Se presentó ante mà por el Patronato del Centro Histórico y, en confianza, es un hombre con el que puede hablarse", asegura el cardenal.
Por ahora, no se espera que mejore el mal estado de la relación entre Rivera y Bergoglio, y en lugar de los amigos del cardenal, parece que los antecedentes por presuntamente encubrir y defender a sacerdotes pederastas serán el auténtico tema de discusión en la oficina de Francisco I, para disgusto del hasta hoy cardenal.
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