Dos feminicidios en Orizaba. Cuatro niños ejecutados en Coatzacoalcos. Un taquero acribillado en Las Choapas. El comisario de la Policía Federal tiroteado mientras almorzaba. La situación de inseguridad domina Veracruz y Miguel Ángel Yunes lo observa en sus propias encuestas. Un sondeo que habría encargado el gobernador hace dos semanas lo ubica muy atrás entre los aspirantes panistas para 2018, incluso por debajo del senador Ernesto Ruffo o del chihuahuense José Corral.

Yunes apostaba a que se confrontación permanente con Andrés Manuel López lo instalaría como una figura nacional, algo que no ha ocurrido. Ninguna encuesta de intención de voto lo pone remotamente cerca de Ricardo Anaya, Margarita Zavala o Rafaél Moreno Valle.

En el entorno del gobernador aseguran que el nulo repunte se debe la falta de seguridad en su estado y que eso se percibe a nivel nacional. Aun falta más de la mitad del año y las cifras de homicidios en Veracruz ya casi superan el total del año pasado. De enero a mayo son 1.022 muertes, a una media de 7 al día.

 El número de averiguaciones abiertas por las fiscalías estatales -la medida oficial para contabilizar los homicidios- supera ya el peor mes del Gobierno de Felipe Calderón. El nuevo cenit de este panorama fue ayer sábado cuando coordinador de la Policía Federal de Veracruz, Camilo Juan Castagné, fue asesinado en un restaurante de la localidad de Cardel, en el municipio de La Antigua, cera de la carretera que conecta la capital con el puerto. Un grupo de hombres con armas de alto calibre bajaron de una furgoneta, entraron al local y abrieron fuego contra él y otros dos agentes, uno de los cuales también ha muerto.

Yunes señala que Javier Duarte dejo un escenario desastroso en seguridad y permitió que las policías municipales se deterioraran al extremo mediante unas pruebas de confianza de lo más elementales.