El incremento de la participación rusa en una subsidiaria de la venezolana PDVSA en Houston está comenzando a generar inquietud  en la política de Texas así como también en Washington. La petrolera rusa Rosfnet no para de comprar acciones de Citgo, que pertenece a la compañía petrolera de Venezuela. 

El comentario  en Houston y Austin es que el Kremlin esté buscando utilizar la energía como un arma política. En meses recientes, la  paraestatal petrolera rusa ha acumulado deuda que está respaldada por una participación casi controladora en Citgo. En caso de un incumplimiento de deuda -una posibilidad vista como cada vez más probable por funcionarios estadounidenses y Wall Street- Rosneft estaría en posición de orquestar una adquisición.

La situación ha generado inquietud al interior del Departamento del Tesoro y el Departamento de Estado, así como en el Congreso, porque, con el tiempo, Rosneft pudiera tratar de tomar control de los vastos activos energéticos de Citgo dentro de Estados Unidos, que incluyen tres refinerías petroleras, nueve oleoductos y casi 50 plataformas petroleras, dijeron estos funcionarios.

El mes pasado  Donald Trump criticó un intento de Exxon Mobil Corp. de renovar una empresa conjunta con Rosneft en el Mar Negro. Legisladores estadounidenses indicaron el jueves que cualquier cuestión que involucre a Trump y Rusia será escudriñada muy de cerca en el Congreso, a raíz de las crecientes investigaciones federal y congresional sobre contactos entre allegados de Trump y funcionarios rusos durante la campaña presidencial y la transición política del 2016.

Múltiples compañías estadounidenses tienen reclamos sobre activos de Venezuela que se remontan a la confiscación por parte de ese país de miles de millones de dólares en operaciones de negocios, y cualquier disputa por Citgo podría prolongarse años.

En meses recientes, los funcionarios del Gobierno estadounidense han debatido cómo podría responder Estados Unidos si Rosneft realmente toma control de Citgo. Los legisladores han presionado recientemente a la Administración Trump sobre este tema, que probablemente intensificará el escrutinio de cualquier maniobra realizada por Rosneft.

En paralelo Venezuela está sumida en una crisis política y económica  batallando bajo una montaña de deudas y una inflación por las nubes que ha paralizado su capacidad de brindar servicios básicos o alimentar a su población.