Mariano Rajoy es la segunda cita de mayor importancia para Enrique Peña Nieto en la cumbre del G-20 en Hamburgo. Como en otras ocasiones, la agenda del encuentro con el jefe de gobierno español estará dominada por los negocios y concretamente por el desembarco de Repsol en la reforma energética. En segundo lugar aparece Telefónica, que atraviesa una situación compleja en México.

La historia de Repsol en el sexenio de Peña Nieto es complicada porque Pemex era accionista de la empresa española y Emilio Lozoya decidió retirarse de la misma tras una serie de encuentros explosivos con Antoni Brufau, poderoso mandamás de la petrolera y figura muy allegada al Partido Popular de Rajoy.

Lozoya decía que a Pemex no le reportaba beneficios su participación en Repsol, ni en lo financiero ni en el traspaso de tecnología. Avalado todavía por Luis Videgaray, disolvió la sociedad.

Ahora, cuando el sexenio entra en su fase final, Repsol reaparece en la Reforma Energética. Anuncia interés de instalar gasolineras y se hace de un campo en la Ronda 2 (petroleo ligero), en la Cuenca del Sureste. Peña buscará ser correspondiente con esos gestos y le asegurará a Rajoy que el Estado mexicano respetará los compromisos de la petrolera y que defenderá su inversión en México.

Telefónica es un asunto más complejo. Rajoy ha escuchado muchas quejas en Madrid sobre cómo está la situación de la firma española en el mercado telecom mexicano. Desde que el gobierno de Peña no logra terminar de neutralizar a Telcel como actor dominante hasta quejas sobre ciertas irregularidades para lograr contratos en el sector público.

Además Telefónica ya alista a su equipo legal en Estados Unidos para volver a la carga contra el Gobierno de México en los tribunales del CIADI. Se trata de la demanda más cara de la historia contra el país y asciende a casi 800 millones de dólares. Es por desacuerdos sobre las tarifas de interconexión.

 El conglomerado español le otorgó una prorroga al gobierno de Peña Nieto para llegar a un acuerdo pero esta ya llegó a su fin y no hay solución a la vista.  No es casualidad que en el último viaje de Luis Videgaray a España el CEO de la empresa José María Álvarez Pallete declinó de asistir a la reunión del canciller con empresarios españoles. El ejecutivo siempre ha sido un defensor de las reformas estructurales pero también ha señalado que México sigue sin lograr combatir a sus grandes monopolios.

"Y no se trata de una cuestión de Telmex, el 70% de los contratos de los organismos de Gobierno los tiene Telcel y esa decisión es política", suele decir el directivo en confianza cada vez que aterriza en México.