Como parte de la reingeniería de Andrés Manuel López Obrador rumbo al 2018, y tras los resultados en el Estado de México, determinó que el mejor lugar para Delfina Gómez sería en el Senado, como había adelantado La Política Online. El proyecto terminó de tomar forma este domingo, tras la reunión del Consejo Nacional de Morena en un salón de la colonia Roma, en la Ciudad de México.

De esta manera, la mexiquense competirá en el 2018 para asegurar su lugar en el Senado de la República por la vía de la mayoría relativa.

Como explicó este medio, Delfina aceptaría la postulación pero por mayoría relativa. Acostumbrada -como dice presumir- "a ganar las elecciones con la simpatía del pueblo", la texcocana rechazó reiteradamente la designación directa en la Cámara Alta a través de la vía plurinominal.

Finalmente, este domingo, durante la sesión del órgano nacional que tiene a su cargo Bertha Elena Luján se determinó su postulación. "Una mujer encabezará la lista de mayoría relativa en el Estado de México", se anunció a los consejeros morenos.

Su incursión en este sentido se vuelve predecible después de los altos números alcanzados en los comicios del pasado 4 de junio, en donde peleó hasta las últimas horas, codo a codo, con el priista Alfredo del Mazo.

Sin embargo, las secuelas del proceso electoral aún se dejan sentir al interior del partido marrón. La texcocana, por ejemplo, llegó y se fue del lugar sin apenas mandar unos saludos a la prensa. En cambio, la secretaria general Yeidckol Polevnsky se refirió al tema luego de explicar los resultados de las 32 fórmulas 

"Para nosotros lo más importante es construir estructura. Algo que nos quedó claro en el Estado de México es que tenemos que ganar con un margen tan amplio que el fraude no alcance, por eso vamos a mandar gente a todos los municipios -sobre todo, rurales- para cuidar las casillas, porque no queremos a la mera hora buscar quién cuide las casillas", expresó Polevnsky Gurwitz.

Esto último fue secundado por el delegado de Xochimilco, Avelino Méndez Rangel, y por la ex asambleísta Clara Brugada, quienes manifestaron su preocupación por "una vigilancia efectiva de la elección presidencial" y, en todo caso, "por la búsqueda de métodos institucionales que garanticen que la voluntad ciudadana que se exprese en las urnas, corresponda con el resultado final".