La discusión del salario mínimo es un tema sensible por el doble impacto que puede generar. Un sector del empresario está convencido que un aumento abrupto podría causar un efecto cascada que potencie la inflación. Se trata de una variable que se salió de las metas del Banxico cedió finalmente a las presiones de la depreciación del peso. Pero lograr un alza considerable implicaría sacar a miles de la pobreza.
En medio de ese escenario de fuegos cruzados camina José Antonio Meade, que concurrió este martes a una nueva Reunión de la Comisión Permanente de Funcionarios Fiscales. Allí destacó la solidez macroeconómica de México en estos tiempos de incertidumbre y pidió que no se politice la discusión del último Presupuesto de Enrique Peña Nieto.
"Llevamos haciéndolo 20 años. Tenemos ya 20 años de congresos divididos y de hacer eje rector de la discusión del Paquete Económico en la responsabilidad para con el país. Apostamos a esa tradición, ese valor, que es identificar en el buen manejo de la política pública y que nos ha ayudado por muchos años a construir consensos juntos", explicó con su habitual diplomacia.
A su lado estuvo el actual titular de la Conago, Miguel Ángel Mancera, que aprovechó la situación para volver a instalar una de sus principales banderas: el debate por un incremento al salario mínimo. El Jefe de Gobierno pide incrementarlo hasta 92.41 pesos. Un salto considerable desde los 80.04 actuales. "Sí lo podemos hacerlo. Yo estoy seguro que con una buena voluntad política, con un buen enfoque, lo vamos a lograr y lo vamos a lograr pronto", suele repetir el mandatario capitalino.
En un chacaleo al cierre del foro, las dos posturas quedaron encontradas frente a las preguntas de la prensa. Meade volvió a moderar las expectativas, al pedir un ámbito de reflexión para tomar una decisión sobre ese tema. El titular de Hacienda cree que hacia finales de año los índices de inflación empezar a acercarse a los parámetros objetivo de 3%. Por eso habría que estudiar si un aumento de semejante magnitud golpearía nuevamente a los precios.
"Es un tema que tenemos que seguir platicando, es un tema que el jefe de Gobierno ha planteado en reiteradas ocasiones y que nosotros hemos considerado que hay espacios en el marco de la Comisión -Nacional de Salarios Mínimos (Conasami)-. Ahí, en sus tiempos, se dará esa reflexión", respondió con cautela.
Y agregó: "Quiero recordar que el año pasado fue un año importante, pues por primera vez se hizo un esfuerzo explícito de manejar al rededor del salario mínimo dos elementos: un incremento porcentual y un incremento en pesos, orientado a ir generando opciones de mayor recuperación. Eso, en alguna medida implica que esa Comisión ha sido sensible a las expresiones que muchos han tenido, incluido el jefe de Gobierno".
A su lado, Mancera esperaba su turno. "Es una necesidad real del país, es un retraso histórico y una recuperación indispensable que se tiene que hacer en justicia a los trabajadores. Me parece que están dadas las condiciones, siempre habrá escenarios que exijan reflexión, siempre habrá escenarios que puedan no ser los más favorables, pero hay que dar el paso", redobló la apuesta.
El debate no es nuevo. De hecho, incluso en el sector empresarial hubo fuertes roces el año pasado. En la CCE de Juan Pablo Castañón prevaleció el temor por el posible impacto que podría tener una aumento demasiado alto en el salario mínimo. "La decisión sobre el salario mínimo funciona como un faro para el resto de las negociaciones sectoriales", repiten en la CCE.
Eso motivo al Conasami a avanzar con el aumento en dos conceptos diferentes: un incremento 3.9% que sirvió como referencia para los salarios contractuales, más otros 4 pesos, al que se llamó Monto Independiente de Recuperación (MIR).
Cuando se anunció el acuerdo de un incremento salarial de 80.04 pesos, la Coparmex se mostró en desacuerdo, pues desde un principio pugnaban por un salario mínimo mucho más ambicioso: 89.35 pesos.
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