El cabildeo de Carlos Slim y del propio gobierno en la Suprema Corte para tumbar la "interconexión cero"comienza a manifestar efectos indeseados y que no se esperaban en los máximos niveles. La confirmación más preocupante llegó esta semana cuando un cabildero de la firma Sprint llegó hasta Los Pinos para avisar que si la Corte falla a favor de Telcel no habrá inversiones de esta empresa de Kansas en el país.

El problema no termina solo en esa decisión. La negativa de Sprint dejaría a Telefónica sin un acuerdo necesario para confirmar lo que ya se da por descontado en el mercado: que la compañía española quiere dejar México o al menos reducir su participación en el mercado. De eso hablaron Enrique Peña Nieto y Mariano Rajoy en Alemania, cuando el jefe de gobierno español pidió respetar la inversión que Telefónica hizo en el país cuando México solo reprsenta el 3% de los ingresos de Telefónica en todo el mundo.

Sprint estaría en conversaciones con Telefònica para comprarle el 30% de su negocio de telefonía móvil. Un fallo a favor de Slim será la señal en el mundo de que la reforma telecom del actual sexenio fracasó. Así lo dijo el enviado de Sprint al gobierno. Por cierto: es notable el interés de la diplomacia surcoreana en esta cuestión. Algo que refuerza el rumor de que capitales de esa potencia asiática se han asociado a la empresa que dirige el boliviano Marcelo Claure. 

Se trata de la tercer compañía de telecom más grande de EU y que como ahora encontró su techo en ese país busca nuevos mercados en Latinaomérica.

La buena relación de Los Pinos con Slim en el tramo final del sexenio podría estar resultando demasiado cara. La irrupción de la Corte en la marcha de esta reforma podría enviar señales de alarma a otras grandes multinacionales que llegan a México en un rubro igual de sensible como es la energía. La suma de todos los temores es si la Corte autoriza que Slim haga un cobre retroactivo a Telefónica y AT&T por, según dicen en Carso, 800 millones de dólares.