Anoche el New York Times cerró el dÃa publicando fragmentos de una explosiva entrevista que el presidente Donald Trump tuvo con los tres principales reporteros polÃticos del diario neoyorkino. Durante casi una hora frente al escritorio Resolute de la Oficina Oval, -el mismo en el que John Kennedy debatió durante 13 dÃas la crisis de los misiles en Cuba, y que ha sido usado por todos los presidentes norteamericanos desde Reagan hasta Obama-el presidente se sentó con Peter Baker, Michael S. Schmidt y Maggie Haberman, y en una conversación cordial y aparentemente sincera, habló largo y tendido sobre la investigación de los nexos entre su campaña y agentes del Gobierno ruso.
Escuchar las declaraciones del presidente deja claro que Trump sigue sin encontrar su rumbo en Washington. Sigue hablando como el presidente de una empresa familiar, y no el de una nación con oficiales y funcionarios que tienen sus propias responsabilidades que no siempre -en ocasiones nunca-empatan con la lealtad ciega al presidente.
Durante su testimonio frente al Comité de Inteligencia del Senado, el exdirector del FBI James B. Comey, quien fue despedido por Donald Trump en mayo, recordó una reunión privada que tuvo con el presidente en febrero, donde Trump le pidió directamente que abandonara la investigación sobre los nexos entre Michael Flynn -el primer asesor de seguridad nacional de Trump-y el Gobierno ruso. Ayer, frente a los periodistas del Times, Trump rechazó siquiera que la reunión haya tenido lugar e insistió en que el testimonio de Comey "estuvo repleto de mentiras".
"Ni siquiera recuerdo la reunión", dijo. Comey también habló sobre un dossier elaborado el año pasado por un consultor privado de inteligencia en Reino Unido. El célebre documento que se hizo público en diciembre del año pasado, donde se narran las supuestas aventuras de Trump en Moscú en presencia de una prostituta rusa. En su momento, Comey dijo que le habÃa contado al presidente de la existencia de dicho archivo justamente porque el FBI temÃa que llegara a manos de la prensa, y Comey sentÃa que Trump debÃa saber antes de que se hiciera público. Sin embargo, ayer Trump dejó claro que -en retrospectiva-consideraba la revelación de Comey como una amenaza velada del director del FBI contra el poder ejecutivo.
"En mi opinión, lo compartió para que pensara que él tenÃa [ese documento] allà afuera" ¿Cómo presión?, preguntó Haberman, "SÃ. Eso creo", respondió Trump. "Él filtró", insistió después Trump. "Él filtró ilegalmente".
Respecto a Robert S. Mueller III, quien estuvo al frente de 2001 a 2013 y ahora es el investigador especial del caso Rusia, Trump dijo que, debido a supuestos conflictos de interés, no deberÃa estar al frente de dicha investigación:
"Hay muchos conflictos [de interés]. ¿SabÃas que Mueller fue una de las personas que entrevisté [para sustituir a Comey frente al FBI]? Estuvo sentado en esa silla. Tuvimos una gran conversación. ¿Qué diablos es esto?".
Claramente molesto, Trump respondió que, en su opinión, Mueller no tendrÃa por qué investigar las finanzas del presidente ni de su familia. "Esto es sobre Rusia", dijo, "serÃa una violación". Cuando Haberman le preguntó cuál serÃa la violación, el presidente dijo que no podÃa responder esa pregunta, "porque claramente no va a suceder".
No obstante, la declaración más explosiva del presidente fue sobre el Fiscal General Jeff Sessions, quien fue el primer senador republicano y miembro del establishment de Washington en apoyar la candidatura de Trump el año pasado.
"Sessions nunca debió recusarse", sentenció el presidente. En enero, el Fiscal General anunció que -para evitar un conflicto de interés-se aislarÃa de la investigación Rusia y la dejarÃa bajo el control de su lugarteniente, el abogado Rod Rosenstein, decisión que molestó mucho a Trump y que ya antes ha condenado públicamente.
"Espero deseoso tener a Jeff Sessions y a Rod Rosenstein como colegas en la facultad de derecho de NYU pronto. Tal vez podamos enseñar ley laboral juntos", bromeó Preet Bharara, quien fue despedido como procurador de Nueva York por Donald Trump.
"Si iba a recusarse debió decÃrmelo antes de tomar el trabajo", continuó Trump, "para que yo se lo diera a alguien más". Trump consideró una deslealtad y una injusticia la forma en que actuó Sessions: "Asà que Jeff Sessions toma el trabajo. Se recusa, que francamente es muy injusto para el presidente".
Siguió: "¿Cómo tomas un trabajo y luego te recusas? Si se hubiera recusado antes de [tomar] el trabajo, le hubiera dicho gracias Jeff, pero no voy a contratarte. Es extremadamente injusto, y esa es una palabra suave para el presidente".
Es decir, para Trump, que Jeff Sessions hiciera lo que como Fiscal General le pareció correcto, aislarse de una investigación criminal para evitar crear un conflicto de interés entre el Departamento de Justicia y la presidencia, fue una deslealtad imperdonable. Para Trump, el Fiscal General no es la cabeza del Departamento de Justicia, sino otro subalterno al que gustoso despedirÃa si se tratase de la Organización Trump.
"Trump quiere: Un Fiscal General que mire hacÃa otro lado en el caso Trump-Rusia. Sessions quiere: Esconderse de rendir cuentas. Nosotros queremos: Respuestas", demandó la congresista Jayapal, quien metió una resolución demandando documentos sobre la posible obstrucción de la justicia cometida por la actual administración.
En un momento surrealista de la grabación, mientras el presidente de Estados Unidos discutÃa uno de los escándalos polÃticos más serios de las últimas décadas, irrumpió en la Oficina Oval su nieta de seis años acompañada de Ivanka Trump.
"Hola bebé", se escuchó a un afectuoso Trump decir. "Nena, ¿puedes decir hola en chino?", la nieta saludó entonces en mandarÃn a los periodistas. "¿Puedes decir amo al abuelo?". Haberman se mostró sorprendida por el momento. "Mientras hablábamos de este tema tan serio tuvimos un vistazo al lado humano del presidente; del abuelo".
Trump cerró la conversación asegurando que ha hecho un buen trabajo: "la gente no puede creerlo, pero si ves los números, estamos haciendo un buen trabajo. Estoy haciendo un buen trabajo, por favor trátenlo justamente. Que mis palabras hablen por sà mismas", pidió el presidente.
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