El gobierno de Michel Temer informó este miércoles que Brasil relajó sus objetivos presupuestarios hasta el 2020 por lo que adelantó que no podrá cumplir sus metas fiscales. Por eso, anunciaron déficit más elevado hasta 2020.

En el Palacio del Planalto explican que este incumplimento se debe a la negativa reiterada de los legisladores federales a subir los impuestos, luego de que la economía soportara la mayor recesión de su historia. Medios internacionales responsabilizan al escándalo de corrupción que envuelve al presidente brasileño y a las elecciones que se aproximan en 2018 por la falta de apoyo del Congreso.

A su vez, el Gobierno de Brasil anunció nuevos recortes del gasto público, en un intento por demostrar el compromiso del presidente Temer con la disciplina fiscal a la vez que redujo las previsiones de crecimiento económico para el año que viene del 2,5% al 2% anual. Los recortes incluyen la eliminación de 60.000 cargos públicos, el congelamiento de los aumentos de los salarios de los empleados públicos por un año y la elevación de los aportes jubilatorios de los estatales.

Este miércoles, de todos modos, el Instituto Oficial de Geografía y Estadística (IBGE por sus siglas en portugués) informó que las ventas minoristas repuntaron 1,2% en junio y avanzaron 3% interanual. Isabella Nunes, gerente de la Coordinación de Servicios del IBGE aseguró que es este "Es el crecimiento más consistente desde finales de 2014", aunque recordó que el comercio minorista está todavía 8,2% por debajo de su máximo histórico.

En tanto, el ministro de Hacienda, Hernique Meirelles, responsabilizó a la recesión porque la recaudación estuvo por debajo de lo esperado. "Lo que sucedió es que tuvimos una sustancial caída en los ingresos fiscales en lo que va de 2017", aseguró.

"Además, contamos con proyecciones de pérdidas (empresarias) de gran nivel y, por lo tanto, mayores dificultades en la capacidad contributiva de las compañías", agregó el ministro.

Por ende, Meirelles corrigió el objetivo de déficit fiscal primario de 2017 de 139.000 millones de reales a 159.000 millones de reales (US$ 49.700 millones). Para 2018, también proyectó un déficit de 159.000 millones de reales frente a unas metas previas de 129.000 millones de reales.

Esto significa que el peso de la deuda pública -la mayor de América Latina con el 73,1% del PBI- se seguirá incrementando. Recién en 2019 apuntarán a los 129.000 millones de reales de déficit contra los 65.000 millones de reales proyectados anteriormente. Esta marca se alcanzaría, de acuerdo a los nuevos pronósticos, en 2020. Hasta ahora la prospectiva para 2020 eta un superávit de 10.000 millones de reales.

La reacción del mercado

En el mercado daban por descontado este anuncio, por lo que la reacción fue apagada, ya que los inversores no esperan un salto del gasto público a pesar de las nuevas metas.

Y si bien la agencia calificadora Standard & Poor's (S&P) mantuvo la nota soberana de Brasil en "BB", sacó al país de su lista de Cedit Watch, el conjunto de países cuyas deudas están siendo evaluadas para una baja en su calificación. La calificadora explicó que, desde que la calificación de Brasil fue incluida en la lista en mayo pasado, el escenario político mejoró ligeramente, especialmente por la decisión de la Cámara de Diputados de archivar la denuncia por corrupción que la Fiscalía había hecho contra el presidente Michel Temer.

La agencia también destacó la relevancia de la reforma laboral y del empeño del Gobierno en impulsar una reforma al régimen de jubilaciones para "contener el crecimiento de los gastos y avanzar hacia una activa agenda de reformas microeconómicas".

S&P aclaró que su decisión de mantener la calificación de la deuda obedece a que siguen siendo muchos los desafíos fiscales y políticos del país, a que el peso de la deuda pública vaya en aumento y al riesgo de que el Congreso no apruebe las medidas de ajuste del Gobierno.