La semana pasada el secretario de Hacienda José Antonio Meade apareció en una comida con hombres de negocios y, contrario a su proceder habitual, saludó a todos los asistentes uno por uno, con sonrisas, casi como en una escena proselitista. Aunque todavÃa faltan definiciones, Meade ya se está moviendo como candidato. Una idea similar les quedó a los senadores y diputados que visitó la semana pasada para hablar de presupuesto 2018.
Tecnócrata, creyente absoluto de la idea de armar equipos, las posibilidades electorales en este momento se manejan en una mesa reducida donde la figura excluyente es su padre Dionisio Meade, histórico priista que fue subsecretario de Gobernación y que desde la Asamblea del tricolor ha comenzado a hablar con gobernadores y ex gobernadores, sindicalistas y figuras del empresariado.
Acompaña a Dionisio en esas actividades José Ramón Martel desarrollador inmobiliario y de larga presencia en el PRI donde fue diputado en distintas ocasiones y ocupó cargos en la estructura del Partido. Fue asesor de Meade en Desarrollo Social antes de que este pasara a Hacienda.
La tercer figura es Ignacio Vázquez, que acompaña a Meade desde siempre y es su hombre de confianza en la cotidianidad de Hacienda ya que tiene a cargo todos los números de la SecretarÃa. Su padre fue gobernador en Querétaro.
El tema que ocupa a estos allegados es uno solo: diseñar una estrategia para que Meade, antes que votado, sea conocido. Ese es el talón de aquiles de secretario pero que su entorno ve como la posibilidad de crear la imagen del candidato sin cargar con prejuicios previos o tener que desandar acusaciones. "Osorio es muy conocido pero casi nadie lo votarÃa porque la seguridad se descontroló", aseguran en el entorno de itamita.
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