En unos dÃas, Enrique Peña Nieto encabezará su quinto informe de gobierno, el último antes de las elecciones que ya definirán al próximo Presidente. No es un evento más, pues en la liturgia priista este acto antecede al cambio de Gabinete que empieza a delinear la sucesión. Esos movimientos ocurrirÃan en las próximas semanas. El nerviosismo crece y cada player hace su apuesta.
En los últimos tiempos ya se filtraron algunas versiones, como la intención de Aristóteles Sandoval de incorporarse en el Gabinete. Desde Guadalajara desmienten categóricamente esa posibilidad y la adjudican a la propia interna del PRI en Jalisco. "Lo quieren dañar para sacarlo del juego, todos lo sabemos", explicó a LPO un tricolor de ese estado.
Quien sà se ve con grandes chances de obtener la dirigencia nacional del PRI es Alejandro Moreno, el gobernador de Campeche. "Alito" fue uno de los grandes ganadores en la Asamblea del PRI, pues operó nada menos que en la mesa de los estatutos, el escenario clave para Los Pinos. Allà se tiraron los candados que impedÃan incluir en el juego de la sucesión a José Antonio Meade y Aurelio Nuño.
Alito operó cada movimiento de esa mesa, junto a Jorge Carlos RamÃrez MarÃn. El gobernador de Campeche también desarticuló una rebelión de última hora, que se estaba conformando en el sector juvenil. Pero, cuidado, no se tratarÃa de un premio, sino de un nuevo desafÃo.
En Los Pinos creen que podrÃa pelear la Presidencia en 2018 si logran dos grandes objetivos en el corto plazo. Por un lado, instalarse en los sondeos cabeza a cabeza con López Obrador, que por estos dÃas aparece como lÃder. El segundo, poner a José Antonio Meade como candidato para jugar fuerte al voto útil con el PAN.
El titular de Hacienda es el menos priista de todos los aspirantes que maneja Peña Nieto. Incluso fue un gran funcionario en los sexenios panistas. Esa perfil pro sistema, pero trans-partidario lo potenciarÃa frente a la "amenaza AMLO".
¿Qué rol jugarÃa entonces Alito? Como ya explicó La PolÃtica Online, a Meade le falta construir una relación más cercana con los gobernadores, después de haber encarado un ajuste que, sin dudas, nunca beneficia a los mandatarios locales. "Necesitamos un operador que aceite la maquinaria con los gobernadores, porque sin ellos nunca se gana una elección nacional", explicó un viejo priista.
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