En un encuentro ayer miércoles entre diferentes figuras del panismo regio se conversó sobre el acuerdo nacional logrado entre Ricardo Anaya, Alejandra Barrales y Dante Delgado. Las conclusiones son nocivas pera el intento de replicar ese frente en Nuevo León. 

Los principales jefes del PAN (Víctor Fuentes, Víctor Pérez,  Arturo Salinas y Raúl Gracia) coinciden en la noción de que a nivel estatal MC y el PRD no tienen casi estructura que aportar y que por eso estos partidos deben recibir posiciones laterales en el armado para 2018.

Este envalentonamiento se explica además en que las últimas encuestas encargada los ubican arriba en la carrera por el Senado, con clara ventaja en Guadalupe y con una situación de empate en Monterrey.

Existen otros detalles que molestan en el armado. El dirigente estatal de MC, Samuel García, tiene una pelea de larga data con el coordinador panista Salinas, que desde que se anunció el frente ve la posibilidad de cobrar revancha.

García analiza ser candidato al Senado o a alcalde de Monterrey pero ambas posibilidades son inviables según el entendimiento de Salinas, que hasta fantasea con terminar ofreciéndole que encabece la lista de regidores de la capital regia. El diputado de MC buscaría entonces ser diputado federal.

Los panistas creen que a diferencia de Jalisco, en Nuevo León MC puede aportar poco y nada y le habría dicho al entorno de Delgado que esa realidad solo pudiera cambiar si García dejara la dirigencia estatal. Un encono que se explica en su entendimiento de que MC le ha robado mercado electoral.

Existe un tercer factor que es el coqueteo del dirigente con Morena, algo que también comparten las figuras del perredismo en el Estado que han buscado acercarse con insistencia al armado de López Obrador en la entidad norteña.