No hubo tiempo de sacudirse el polvo, de superar el shock que generó ver tantos edificios derrumbados, vecinos, amigos o desconocidos en peligro: el grito de ayuda tuvo una respuesta casi inmediata de la población civil, y en particular de un generación joven que no había vivido en carne propia los estragos del 85. 

Personas de entre 20 y 35 años inundaron las calles bajo una convocatoria realizada a través de una pieza constitutiva de esta época millennial: las redes sociales. Esa herramienta que generaciones anteriores a 1985 critican tan severamente o incluso la definen como uno de los grandes males de esta sociedad. 

Ahora la tecnología demostró que también puede ayudar a salvar vidas no sólo en ciencia aplicada a la medicina, sino en los operativos desesperados de un terremoto. A través de Twitter, Facebook o aplicaciones como Whatsapp, miles de jóvenes se organizaron para iniciar la reconstrucción tras el sismo.

Esa juventud, criticada por su apatía política y social, salió a las calles y tomó el protagonismo que hasta ahora no había tenido, acaso porque no habían tenido su oportunidad. Como sea, una de las grandes verdades reveladas de estos últimos años entró en duda: la juventud sí puede vincularse cuando más se la necesita.

Para el académico de la UNAM Gerson Hernández Mecalco, la respuesta no sorprende: "Se les ha estigmatizado de apáticos, pero en realidad hay estudios que revelan que esta generación es muy empática en cuestiones de derechos humanos, medio ambiente, animales o alimentación orgánica".

También recalcó que las colonias Roma, Condesa y Juárez fueron de las zonas más afectadas en la Ciudad, misma que es habitualmente ocupada por la juventud, ya sea en vivienda, trabajo o por espacios recreativos.

Trabajos de rescate en Álvaro Obregón

Cuartoscuro

Nuevos escenarios políticos

Uno de los temas más discutidos entre la clase política mexicana era la escasa participación juvenil. ¿Cómo hacer para que los jóvenes crean, participen o incluso voten? Los especialistas ya advierten que el sismo podría dar respuesta y en 2018 habría una mayor presencia de jóvenes en las casillas. 

"Eso se vio en un despertar de la sociedad en 1988, tres años después del terremoto y también en 1994, tras la muerte de Colosio", recordó Hernández Mecalco. Sin poder especular exactamente en los impactos que tendrá para 2018, sí predice por tanto mayor participación ciudadana.

Esa juventud, criticada por su apatía política y social, salió a las calles y tomó el protagonismo que hasta ahora no había tenido. Una de las grandes verdades reveladas de estos últimos años entró en duda: la juventud sí puede vincularse cuando más se la necesita.

Por supuesto, estos temas ya empiezan a ser analizados en los bunkers de los precandidatos. La gran incógnita es cómo se verá reflejado ese proceso en el voto. ¿Quién lo capitalizará? ¿Cuál será ahora la visión de la juventud sobre el Gobierno, sobre los oficialismos en general y sobre el rol de los opositores? El voto probablemente se cobre varias facturas, en una natural respuesta sobre qué tan protegida y atendida se sintió la sociedad en los momentos más tensos de su historia reciente.

El politólogo Jorge Márquez asegura que la organización del Gobierno fue buena, veloz y coordinada con instituciones como el Ejército y la Marina, pero acaso la magnitud de estos eventos terminó rebasando al oficialismo y la autogestión se hizo de manera natural.

La organización civil no ha dejado de trabajar a pesar de las múltiples emociones: enojo, miedo, tristeza. La rabia contenida contra un Gobierno que no ha sabido atender una serie de crisis en el país se vio manifestada cuando el titular de la Segob, Miguel Ángel Osorio Chong, intentó la foto en uno de los lugares emblemáticos de esta catástrofe: el derrumbe de una fábrica textil. Ahí, fue recibido por los voluntarios con gritos, insultos y el reclamo constante: "ponte a trabajar". El funcionario federal no tuvo más opción que salir del lugar. 

A pesar de ello, Márquez apunta que la administración de Enrique Peña Nieto y el PRI tuvo su gran oportunidad, apareciendo en los lugares afectados por los siniestros, hablando de propuestas concretas y donaciones para los damnificados y con una organización pronta, como no se vio hace 32 años, aseguran, cuando el entonces presidente Miguel de la Madrid, tardó hasta tres días en salir públicamente.

El panorama no es el mismo para la oposición. Los especialistas criticaron el mensaje de Andrés Manuel López Obrador, viéndolo muy limitado en su mención hacia los afectados por los sismos, mientras que los integrantes del Frente Ciudadano, también hicieron aparición a través de un video publicado en redes sociales pero no desde la calle, sino desde una oficina bien cuidada y ordenada, lejos del caos y el nerviosismo que reinaba en las calles.

Ahora además, habrá candidatos a los que estos terremotos cimbrarán sus aspiraciones políticas: ahí el caso de Miguel Ángel Mancera o Aurelio Nuño. El primero, ya imposibilitado para pedir licencia del Gobierno capitalino hasta ver pasada una crisis, que apunta a demorar ante el alto número de muertos, de cuerpos aún no rescatados y de edificios derrumbados o en riesgo.

El secretario de la SEP por su parte tendrá que asegurar a estudiantes y padres de familia que es posible el regreso a clases, que todas las escuelas de las entidades afectadas se encuentran en condiciones óptimas y acaso, dar una explicación clara de lo que ocurrió en el colegio Enrique Rébsamen.