Si bien el sismo que ocurrió este pasado 19 de septiembre tuvo menos pérdidas materiales que las ocurridas el mismo día hace 32 años, las repercusiones en la economía podrían resentirse de igual manera y comienzan así, las reducciones a las expectativas del crecimiento económico.

El Gobierno pudo festejar durante la primera parte del año una economía más sana de lo esperado, a pesar de un contexto internacional bastante complejo y amenazante para el país. Los resultados en cuanto al avance del PIB en los dos primeros trimestres sorprendieron y se recuperó la confianza de que la economía podría crecer arriba del 2% en este 2017.

Para el segundo semestre se advertían ya dificultades por la fuerte inflación que se mantiene arriba del 6% y que repercutiría en el consumo, que hasta ahora se mantenía como principal motor de la economía mexicana, a pesar de ello, el Gobierno sostenía que podría llegar a sus objetivos de superávit y reducción de deuda.

Nadie podía avizorar que dos mortales sismos cimbrarían al sur y centro del país el mismo mes y dejando un alto número de muertos, de daños materiales y que por tanto, repercutirían en más de una actividad económica. De nuevo las complicaciones para José Antonio Meade, pues ya empiezan a hacerse las primeras estimaciones de cómo se reflejarán también en la economía.

En un estudio de Consultores Internacionales S.C., el cálculo apunta a que para el cierre de este año habría una caída en el PIB de hasta 0.5%, derivado de todas las afectaciones a actividades económicas como la construcción, el turismo o el transporte.

Por ejemplo, de acuerdo con un reporte de la consultora Forecastim, los dos sismos registrados este mes en el país ocasionarían una pérdida de 3 mil millones de pesos en el PIB de la industria de la construcción, durante el tercer trimestre del año, valor que representa entre 0.25 y 0.30% de la producción del sector.

De esta manera los expertos se muestran más pesimistas y creen que el PIB se ubicará de nuevo por debajo del 2%; en su cálculo cerraría en 1.7%, con una pérdida aproximada de 5,000 millones de dólares, similares a la pérdida tras el sismo de 1985.

En diálogo con La Política Online, Julio Soto, economista de esta consultoría, explicó que esto se debe, por un lado, por el alto valor de los edificios que se derrumbaron en esta ocasión, pero también por el número de entidades afectadas, cuantificando también el número de entidades afectadas también por el sismo del pasado 7 de septiembre, con epicentro en Oaxaca.

Para esto, el Gobierno cuenta con el Fondo de Desastres Naturales (Fonden) mismo que tiene recursos por 9,000 millones de pesos, cifra que además se puede complementar con el bono catastrófico emitido apenas en agosto por el Banco Mundial por 360 millones de dólares de los cuales 150 millones de dólares son para terremotos; no obstante, en este caso, el bono del Banco Mundial sólo es válido para terremotos de magnitud mayor a 7.8 grados en la escala de Richter, lo que aplica para los estados de Oaxaca y Chiapas a raíz del evento con magnitud de 8.2 grados, más no para los estados de CDMX, Morelos y Puebla que vivieron el sismo del pasado 19 de septiembre.

También se cuenta con las donaciones que compañías como Google, Facebook y personalidades del deporte y los espectáculos han realizado, además aún se encuentra en debate la reasignación de recursos que se consideran en la partida presupuestal para el financiamiento a los partidos políticos, donde las propuestas de los propios actores políticos van de una reducción de 20%, pasando por el 50% hasta el 100 por ciento.