El lento pero constante alejamiento de Ricardo Monreal con Morena abrió un nuevo abanico de posibilidades para el delegado de la Cuauhtémoc. ¿Dónde jugar sus cartas? Esa era la pregunta que se repetían sus asesores en las últimas semanas. En el entorno de AMLO estaban convencidos que su jugada era una postulación ciudadana con apoyo del PRI, gracias a la intermediación de Luis Maccise.

Pero Monreal todavía aspira a ingresar en el Frente Ciudadano. Cuenta con dos apoyos claves: Dante Delgado y Jorge Romero, que por estos días es el hombre fuerte de Ricardo Anaya en la Ciudad de México. Dicho de otro modo, dos de las tres patas de la coalición verían con buenos ojos que sea el postulante. Su principal activo: conocerle las costillas a López Obrador.

En el PRD la historia es otra. Alejandra Barrales no está dispuesta a bajarse de la contienda y Miguel Ángel Mancera quiere ser el factor decisivo de la sucesión, como corresponde para cualquier mandatario. Además, el Jefe de Gobierno tiene una suerte de "deuda personal" con Barrales, a quien desplazó de la postulación en 2012.

¿Por qué Mancera cedería en su terruño para poner a Monreal, que no es un hombre de su círculo íntimo? "Simplemente porque Monreal le puede ganar a Sheinbaum, y Mancera tiene que ganar la Ciudad porque si gana Morena van a ir tras él, empezando por todos los hombres vinculados a Ebrard", explican desde los equipos monrealistas.

Bajo ese escenario, Monreal ya viene platicando con Dante Delgado y Ricardo Anaya -vía Jorge Romero- para que le acerquen una primera oferta a Barrales: ser la delegada de Cuauhtémoc, en lo que sería un doble tributo. Por un lado, Monreal estaría cediendo su propio territorio, pero al mismo tiempo estaría devolviendo un espacio clave para el PRD. Desde allí, Barrales podría construir una estructura propio pensando en 2024.