Contrario a lo que podría pensarse, en el cuartel general de Morena no creen que los millennials - que se movilizaron fuertemente en acciones de apoyo y solidaridad tras los sismos que azotaron al país -, vayan a alterar el escenario electoral del 2018.

Cerca de Andrés Manuel López Obrador hay visiones similares a las que se observan en el PRI o en el Frente Amplio. El paso de los meses y un muy bajo nivel de politización entre los jóvenes diluirá el efecto protagónico que estos tuvieron en los temblores que afectaron al centro y sur del país.

Según estas visiones, el malestar con el llamado "sistema" repercute en que estos votantes si no encuentran una opción antisistémica con la que sintonicen directamente optarán por no votar en la presidencial. Y Morena ya es un actor del llamado sistema por la sola vigencia en la oferta electoral.

A este se suma a que parte de este sector social se involucró en la tragedia desde un sentimiento de cooperación pero sin ningún sustrato ideológico o de voluntad política, simplemente por ayudar y,en la mayoría de los casos, por imitar casos de personas cercanas que hicieron lo mismo o bien por una cuestión aspiracional: colaborar como una forma de búsqueda de aprobación en el entorno directo.

Otro giro que detallan en Morena es que quienes participaron de acciones de apoyo tienen posturas de oposición a todo lo referido por el Gobierno actual pero no necesariamente canalizan preferencias hacia la figura de AMLO. De hecho, el bajo nivel de información y de actualización de la coyuntura sumados al descontento hace que no exista por ahora una opción de peso en ese mercado electoral.

Estas anotaciones de corte sociológico sumadas al tiempo que falta de cara a las elecciones tienden a diluir el fenómeno.