El gobernador de Guanajuato, Miguel Márquez requiere de una serie de modificaciones a la ley que dispone el ordenamiento financiero de las entidades estatales. Según la norma vigente, cuando un estado es superavitario debe canalizar los recursos sobrantes al pago de deuda. El caso es que Guanajuato, igual que Querétaro e igual que la CDMX tiene un nivel de deuda sumamente controla y con las mejores calificaciones. 

Márquez quiere un ajuste que le permita utilizar el sobrante para reforzar programa sociales y educativos. Francisco Domínguez de Querétaro, también panista, está en una tesitura similar. Con esa inquietud acudieron a José Antonio Meade que facilitará ese movimiento aunque, por supuesto, no dejo de recordarles la muy difícil situación en la que se encuentra Ricardo Anaya con el Gobierno.

Práctico, Márquez fue enfático en que ya Anaya casi no tiene respaldos entre los gobernadores panistas. Habría hablado incluso de un encuentro en el cual estos se reunieron a sus espaldas. El resultado de esa conversación fue que Anaya debe renunciar cuánto antes a la dirigencia si quiere ser candidato por el Frente.

Ese dato se complementa con que la semana pasada el dirigente intentó reunir a los gobernadores panistas y sólo tres respondieron el llamado. Desde Hacienda Meade dio la directiva de que negociará los presupuestos con los mandatarios estatales pasando por encima de los diputados controlados por Anaya.

Márquez es un conservador clásico que rechaza de lleno el Frente y tiene muy buenas conexiones empresarias. De hecho, en su encuentro con Meade dijo que el poder económico es muy poco optimista respecto a las posibilidad de un frente con Anaya de candidato.