Semanas atrás, el magnate Alberto Baillères, titular del Grupo Bal, tuvo un encuentro a solas con otros poderosos empresarios que siguen de cerca el concurso mercantil de la perforadora Oro Negro, firma que se impulsó al inicio del sexenio y que hoy se encamina al cese de actividades tras el fin de sus contratos con Pemex.  Baillères debió escuchar duros comentarios sobre el CEO de Petrobal, Carlos Morales Gil, especialmente por el rol de este en la trama Oro Negro.

Según comentan los afectados la firma fue casi una idea de Morales Gil quien desde su cargo de directivo de Pemex (durante la gestión de Juan José Suárez Coppel y Emilio Lozoya) le habría prometido excelentes condiciones de mercado al Gonzalo Gil White quien provenía del mundo financiero. Básicamente esas condiciones tendrían que ver con los contratos de Pemex y sus plataformas de perforación. 

Gil White reunió dinero de Afores, sumó fondos de inversión y en tiempo record puso en marcha una compañía que sería protagonista de la reforma energética. Dos hechos frustraron ese destino dorado: Luis Videgaray eyectó a Emilio Lozoya de Pemex y el precio de la mezcla mexicana se desplomó a niveles históricos.

Morales Gil dejó Pemex en 2014 y se reubicó cerca de los Baillères . El problema para el magnate es que hay varias personas de alto nivel de contactos perjudicadas por Oro Negro y la responsabilidad es atribuida por completo a Morales Gil, el actual empleado de Baillères.

El caso es que una vez que la empresa se termine de desmoronar, según pudo escuchar el jefe de Grupo Bal, comenzarán a aparecer noticias señalando a los responsables y en ellas no saldrá bien parado Morales Gil. 

No son solo relaciones públicas. Existe un dossier ya elaborado sobre el rol de Morales Gil en el caso Oceanografía, empresa prestadora de servicios de Pemex y que estafó al Citigroup. Ese documento podría ser acercado a la autoridad pertinente, especialmente si el PRI no lograra mantener el poder en el 2018.