A pesar de haber negado las acusaciones, el republicano Roy Moore, candidato a una senaduría por el estado de Alabama, continúa bajo intensa presión al interior de su partido para que renuncie a la contienda. El temor no es que pierda la elección, sino que la gane y manche para siempre la reputación de los republicanos en el Senado.

Hasta ahora son cuatro las mujeres que han narrado los avances sexuales que Moore hizo cuando ellas eran menores de edad y el juez tenía 30 años o más. Una de ellas contó cómo fue manoseada por el aspirante a senador cuando tenía 14 años y él 33.

Las apuestas no podrían ser más cardiacas para los conservadores. Falta menos de un mes para la elección y ya no es viable nominar a otro candidato, sin embargo, republicanos como Mitch McConnell, líder del senado, y John McCain, uno de los líderes morales del partido, ya demandaron su retiro de las boletas de forma inmediata para mantener limpio el nombre del partido. Prefieren perden una curul, así el tamaño del escándalo. 

Lo mismo exigió Mitt Romney, excandidato presidencial en 2012 y exgobernador de Massachussets, quien explicó que la premisa de "inocente hasta que se pruebe lo contrario" es para procesos criminales, no electorales. "Yo lo creo a Leigh Corfman", la mujer que acusó a Moore. "Su versión es muy seria para ser ignorada. Moore no sirve para el cargo y debería renunciar".

El Partido Republicano siempre ha navegado con la bandera de la moral y las tradiciones cristianas. El arribo de Donald Trump como líder máximo del partido ha puesto en tela de juicio los valores y la calidad moral de la institución. Poco antes de la elección, Trump fue acusado por una docena de mujeres de haber sido manoseadas sin su consentimiento por el magnate, esto después de que saliera a la luz una grabación de 2003 en la que la entonces estrella de televisión presumía que podía manosear a las mujeres sin su consentimiento. "Cuando eres famoso te dejan hacerlo", se escucha decir al presidente.

Trump también pidió la renuncia de Moore, aunque matizó que sólo si comprobaba que las acusaciones eran ciertas.

A pesar de que muchos de sus colegas, entre ellos los políticos más poderosos de Estados Unidos, demandan su cabeza, lo cierto es que tras el escándalo el apoyo para su candidatura ha decaído entre los electores, Moore aún aparece dos puntos por arriba de su rival Doug Jones. 

Se trata de un estado profundamente conservador y republicano. La última vez que un demócrata ganó una senaduría por Alabama fue en 1992, y la última vez que en demócrata ganó cualquier tipo de elección en todo el estado fue en 2008.