El fin de semana pasado se llevó a cabo el congreso petrolero más grande del mundo, el International Petroleum Exhibition Conference, que se desarrolla en Abu Dhabi y en donde el director de Pemex, José Antonio González Anaya, se encontró con socios quienes se mostraron preocupados ante la posibilidad de que fuera nominado para el banco central.

Desde esta latitud de medio oriente, el directivo mexicano se encontró con inversionistas interesados en la petrolera, sin embargo se encontró con una repetida preocupación: su posible futuro al frente del Banxico. 

Fuentes dentro de la empresa explicaron a La Política Online que en dos reuniones los socios preguntaron si tendría algún interés en asumir el puesto que dejará Agustín Carstens, al frente del Banco de México.

González Anaya dio tranquilidad al responder que "aún hay mucho por hacer en Pemex", apostando por continuar resolviendo los problemas financieros y operativos de la empresa en el próximo sexenio, "gane quien gane".

Lo cierto es que algunas voces en medios llegaron a especular sobre esa posibilidad. Una buena parte apunta a que será Alejandro Díaz de León el nominado, aunque aún hay quienes mantienen la sospecha de que pudiera ser José Antonio Meade, pero como esta redacción informó, el nombramiento podría ocurrir hasta enero, una vez que se conozca al candidato del PRI, en tanto se quedaría un interino. 

El escenario en que Meade pudiera dejar la Secretaría de Hacienda para lanzarse con el PRI por la presidencia, ha generado la especulación de que la subsecretaria Vanessa Rubio se quedara al frente de la dependencia y así, al director de Pemex le tocara dar el brinco a Banxico. 

La pregunta de quién se quedaría a cargo de la petrolera mexicana genera mucha incertidumbre en esos escenarios, por el difícil contexto de corrupción que ha enfrentado en su pasado. Además, este es un momento crucial en la búsqueda de inversionistas en el mercado internacional y su directivo está jugando un papel fundamental, mostrando que es capaz de desarrollar su plan de negocios y convenciendo de las ventajas que la reforma energética ofrecerá a sus jugadores.

El tiempo corre en contra y las cifras no son siempre amigables. En su último reporte financiero, Pemex regresó a los números rojos, pues al tercer trimestre de este año reportó una pérdida de 101.8 mil millones de pesos.

Pemex reportó que el mal resultado fue consecuencia de la depreciación cambiaria, que se observó principalmente a finales de junio. Además se incrementó en 6.6 por ciento el costo financiero, derivado del mayor endeudamiento al 30 de septiembre de 2017, lo cual tiene que ver por el mismo impacto cambiario afectando sus intereses.

Pero también se abren nuevas oportunidades. En enero se acerca la cuarta licitación de la Ronda Dos, en donde la petrolera volverá a buscar socios para sus farmouts, una jugada necesaria y urgente para lograr sus cometidos, explican especialistas.

Y en el sector de las gasolinas, recién presentó su nuevo modelo de negocios para sus franquicias gasolineras, con lo que no solo espera retener clientes, sino atraer más en tanto que se apertura este mercado.