Fue la última conferencia de Agustín Carstens al frente del Banco de México (Banxico) para un reporte trimestral, antes de irse a dirigir el Banco Internacional de Pagos. Pero su discurso no fue tan positivo como hubiera querido pues tuvo que reconocer que lograr una inflación cercana al 3% demoraría más de lo esperado y que el crecimiento económico sería menor de lo que había estimado en su anterior presentación.

El titular del banco central anunció una baja en el intervalo que tienen pronosticado para el crecimiento económico de 2017. Su apuesta era de 2 a 2.5 y ahora es de 1.8 a 2.3% para este año, aunque el siguiente se mantiene sin cambios, siendo de entre 2 y 3%; mientras que para 2019 apuntan a un avance entre el 2.2 y 3.3%,

Carstens había sido optimista y apuntaba a que sería posible una inflación menor al 6% para este año. De igual manera había dicho que los efectos de los sismos de septiembre tenían un impacto "temporal" en la economía y en los precios. Pronosticaba así que la inflación empezaría a descender hacia finales del año para lograr acercarse a su objetivo este 2018.

Sin embargo, ahora reconoce que el impacto de los sismos, la incertidumbre por el TLCAN y sobre todo, el precio de los energéticos y de productos agropecuarios que no ceden, demorarán el descenso de la inflación.

"La inflación ha alcanzado un máximo, con cierta tendencia a la abaja, pero en el resto del año posiblemente sea más lenta y se notaría más (su baja) el año entrante. Esto por choques adicionales", apuntó el aún gobernador del Banxico.

Principalmente, Carstens refirió su preocupación por los energéticos y tarifas autorizadas por el gobierno: "Después de que hubo varios meses con caídas se vuelven a incrementar. Sobre todo el gas LP, un factor importante para que inflación no subyacente no caiga con la velocidad estimada". Agregó el factor de frutas y verduras cuyas variaciones siguen siendo altas.

A pesar de ello, aseguró que para 2018 la inflación "está claramente por debajo del 4%", pero indicó que sería hasta 2019 que llegaría a 3.5%. Aún por arriba del objetivo del banco central que es 3%, por lo que reconoció que aún habrá "trabajo extra por hacer.

Otro tema que fue obligado en su conferencia y sobre el cuál fue cuestionado, es respecto a los salarios mínimos. En ese punto consideró que el incremento que se ha dado hasta ahora ya es "significativo" y aunque dijo que podría generar leves presiones inflacionarias, "no cambia la perspectiva para 2018" y con ello consideró que lo acordado en esta negociación por la Conasami, "fue bastante positiva".

Pero no dejó sin exigir un incremento a la productividad y la inversión. "Es así como vamos a generar mayores salarios para todos", advirtiendo que para algunas empresas va a significar un aumento en costos y se reflejará en algunos precios por lo que habrá cierta presión "pero no lo suficiente para nulificar el incremento al salario".

Carstens había sido uno de los opositores más visibles al alza que se determinó en 10% más, preocupado de que pudiera tener más impactos en la inflación y por lo que cual pedía que fuera "moderado".

Y como había dicho ya en entrevistas recientes, Carstens no se fue sin enfatizar en el cumplimiento de las leyes para lograr un mejor crecimiento económico. "Tenemos la desventaja de una inseguridad pública y falta de estado de derecho. Son los temas en certeza jurídica y fortalecimiento del estado de derecho que llevan a instituciones más fuertes del país y establezca pilares más fuertes para el crecimiento económico del país".