Algunos creen que es brillante y que no da puntada sin hilo. Otros están convencidos que el germen de su propia destrucción habita en su lengua. Y acaso haya un poco de cierto en las dos afirmaciones. Andrés Manuel López Obrador sugirió dar -por decreto- una amnistía para los líderes de los cárteles para así garantizar la paz.

Esas mismas palabras ya salieron de la boca del siempre polémico Vicente Fox, y por supuesto gran parte del sistema político lo cruzó sin matices. Algo parecido ocurre por estas horas con AMLO: la mayoría de los dirigentes de todo el arco partidario criticaron su propuesta.

"Hay que hablar con los mexicanos, con todos, y hay que plantearles de que necesitamos la paz y que todos podemos ayudar a que haya paz. Vamos a explorar todas las posibilidades: desde decretar una amnistía, escuchando también a las víctimas, hasta exigir a EU que lleve a cabo campañas para aminorar el consumo de drogas", dijo. 

Rápido, un reportero le consultó si esa amnistía también sería para los líderes de los cárteles. "Vamos a plantearlo. Lo estoy analizando, lo que sí les puedo decir es que no va quedarse ningún tema sin ser abordado, si se trata de garantizar la paz y la tranquilidad", respondió.

Vamos a explorar todas las posibilidades: desde decretar una amnistía, escuchando también a las víctimas, hasta exigir a EU que lleve a cabo campañas para aminorar el consumo de drogas.

El desconcierto en Morena fue total. La Política Online consultó a diversos militantes que trabajan en su campaña, y las posturas eran encontradas. "No por nada lo dijo en Guerrero. Es un mensaje para las organizaciones que manejan y mueven sus propios estructuras en Tierra Caliente", explicó un asesor a este medio.

Según esta mirada, AMLO apunta a revertir el punto flaco de su campaña en el Estado de México, en donde Delfina Gómez perdió muy fuerte justo en varios municipios que colindan con Guerrero y Michoacán. "Es un mensaje estratégico para ellos", explicaron.

Esta mirada optimista tiene otra lectura: la creencia poco visible, incómoda, pero que sí pesó en 2012 en favor de Enrique Peña Nieto, que aseguraba que el PRI "profesional" llegaría a reorganizar -por negociación política- con los máximos cárteles después de la guerra que desató Calderón.

"Por supuesto desde el centro, en la Ciudad de México, sobre todo, en donde no sufrimos tanto la violencia, pues es difícil entender que esto sea positivo. Pero aquellos lugares en donde la ciudadanía está acorralada por la inseguridad, no se puede descartar ninguna vía para volver a la normalidad". 

Sin embargo, otros morenos lamentaban las palabras del líder tabasqueño por no contabilizar el potencial de electores -la gran masa de indecisos- que podrían volcarse en contra de una propuesta de mínima controversial.

"¿Hay alguna referencia en el mundo que haya sido exitosa? El narco no es una organización política como las guerrillas. En Colombia se negoció con Escobar y a los pocos meses se había escapado de su propia prisión. Negociar con un criminal no da ninguna garantía", argumentó uno de los hombres que integraron el "Grupo de los 50" que redactó el Proyecto Alternativo de Nación.