Alberto ElÃas Beltrán llegará a mañana miércoles a Washington DC para asesorarse sobre posibles reformas en la Agencia de Investigación Criminal. Sin embargo existe otra agenda más delicada, menos cristalina que tiene que ver con un objetivo del procurador casi desde que llegó al cargo: sondear si es posible dar a conocer todos los contratos de la PGR con firmas de seguridad cibernética e inteligencia. Entre esos contratos, obviamente el más célebre, el de Pegasus, que sumió al Gobierno en un escándalo polÃtico de alta densidad.
ElÃas Beltrán es consciente de las múltiples dificultades que implicarÃa detonar el caso Odebrecht, el mismo que Raúl Cervantes dijo haber dejado resuelto ni bien se alejó de su oficina. En los próximos dÃas se revelarán estos resultados pero se da por descontado que habrá pocos satisfechos con los mismos.
Entonces, como una estrategia de mayor transparencia, ahora el procurador buscarÃa echar luz sobre ese otro foco de tensión que es el espionaje polÃtico. La idea es explicar qué servicios se contrataron y explicar los motivos. Varios de los mismos se adquirieron en la gestión de Jesús Murillo Karam.
Entrar a develar esos convenios es echar luz sobre un complejo entramado de relaciones polÃticas dentro de México y que tiene correlación con la escena global. Enrique Peña Nieto no por nada dijo que a él también lo espÃan.
El escándalo Pegasus fue el primer foco de conflicto público entre Los Pinos y Ricardo Anaya luego de que en la madrugada electoral de Coahuila esa sociedad polÃtica volara por los aires.
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