Como sucedió desde hace largos meses, lo más interesante de la construcción del Frente pasa en las conversaciones privadas, lejos de las presentaciones al estilo Ted Talks que fanatizan a Ricardo Anaya. Asà transcurren las negociaciones con Rafael Moreno Valle, que eligió el más extremo silencio para definir su declinación.
En rigor, todo el equipo de Moreno Valle ya sabe que los márgenes son muy estrechos: Anaya consiguió el apoyo de buena parte de los gobernadores -no de todos-, enterró cualquier chance de primaria abierta y con e padrón ya controlado, parece difÃcil que pierda en una definición por método ordinario.
Todas las cartas están en su mano. Por eso, el poblano ya inició el desarme de su proyecto, que por supuesto tendrá condiciones. La primera, es la más accesible y evidente: mantener en sus manos la definición de la candidatura para Puebla, que ya tiene reservada desde hace rato para su esposa, Martha Erika Alonso.
Anaya no tiene ningún conflicto con dejarle ese espacio, asà como entregarle una de las dos posiciones de la fórmula de mayorÃa para el Senado, y también el lugar pluri de Puebla.
Pero Moreno Valle encareció su declinación: LPO pudo saber que reclamó también la futura coordinación del Frente en el Senado, lugar que será disputado por otros actores de peso. El ideal de Anaya serÃa, sin dudas, Marko Cortés, actualmente comisario anayista en el senado.
Otro pedido tiene que ver con su tropa: ¿cómo pagar los apoyos recibidos hasta ahora? Por eso no sólo exige las 10 diputaciones federales de su territorio y el manejo de las diputaciones locales, sino también candidaturas para San Lázaro en otras entidades.
"Sólo asà podrÃa cumplir con los liderazgos que lo apoyaron en todos estos meses", explicaron a este medio desde sus equipos. En el CEN, en cambio, rechazan entregar tantas posiciones, después de haber cedido ya mucho para que el PRD no se fuera de la coalición.
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