Hoy jueves será la última reunión del año del War Room de José Antonio Meade. Allí tendrá un fuerte protagonismo Eruviel Avila - impulsado por Luis Videgaray - quien propondrá que en la primera quincena de enero el candidato apunte todos sus cañones contra la figura de Ricardo Anaya, quien por ahora tiene el segundo lugar en las encuestas más creíbles. 

El ex secretario de Hacienda ha navegado este primer tramo de campaña con un discurso propositivo, hablando de economía y de seguridad, teniendo gestos hacia la militancia más básica del PRI, en una carrera por ganar esos apoyos elementales. 2018 iniciará con una tónica distinta: Meade saldrá a buscar los votos por fuera del tricolor y allí es donde entra en la jugada Eruviel, tras su paso fugaz por el PRI-CDMX.

Ávila siempre dice que cuando ganó la gubernatura del Edomex en 2011 lo votaron perredistas y panistas.  Este año habría asegurado votos del PAN para Alfredo Del MAzo con tal de frenar el auge de Delfina Gómez. El ex gobernador entra a la campaña para trazar ese camino no tanto desde el discurso, sino desde el despliegue de territorio. Eruviel se propone armar un doble comando con Aurelio Nuño y lograr que gobernadores y alcaldes panistas díscolos de Anaya terminen por mover aparato propio en favor de Meade.

Pero esto deberá ir acompañado por un discurso de confrontación. Enero encontrará a Meade objetando la trayectoria política de Anaya, su falta de experiencia, sus peleas recurrentes con quienes eran sus aliados, etc. Por ahora nada de arremetidas sobre corrupción, aseguran. Obvio: eso llegará en el clímax de la campaña.

Anaya es el blanco por dos motivos: sus electores son parecidos a los Meade (votantes clásicos de la marca PAN) y además resulta elemental que el ex secretario ascienda a un segundo lugar en las preferencias.