Andrés Manuel López Obrador ganó la agenda pública en las últimas semanas, mientras goza de una posición todavÃa cómoda en las encuestas. Pero como suele ocurrir con el lÃder Morena, algunas de sus intervenciones terminan en polémica. Sin duda, su propuesta más controvertida fue el eventual debate de una amnistÃa.
En una extensa plática con LPO, el flamante candidato para la SecretarÃa de Seguridad de un eventual gobierno de AMLO, Alfonso Durazo, brindó más detalles sobre su proyecto para bajar los niveles de violencia en México.
Las áreas económicas suelen fijar metas de crecimiento, de inflación. Otras dependencias lanzan planes de infraestructura. ¿Ustedes fijarán un objetivo sexenal que establezca cuánto bajarán los Ãndices delictivos?
Es perfectamente posible, y se hará cuando presentemos nuestro plan de trabajo para el futuro gobierno. Ahà estaremos incorporando esas metas. Ahora no podrÃa hablar con la precisión ni los detalles porque son temas sujetos a estudio. Pero, evidentemente, tendremos que comprometernos con metas, aun cuando a los polÃticos en campaña no nos gusta.
El eventual análisis de la amnistÃa fue cuestionado de diversas maneras, pero quizás lo más llamativo para quienes leÃmos el Proyecto Alternativo de Nación de AMLO es que allà no figura. ¿No fue un error polÃtico abrir esa puerta sin tener una propuesta concreta, estudiada y analizada?
No, de ninguna manera. No es una ocurrencia, como han pretendido etiquetarla nuestros adversarios. Recuerda, el Proyecto 2018 es dinámico, sujeto a las propuestas y a la aportación de la sociedad. Y dentro de esas aportaciones, hemos recogido el tema de la eventual amnistÃa, junto con otras que no hemos puesto sobre la mesa.
Lo que subyace en la idea de una amnistÃa es el compromiso nuestro de no desechar absolutamente ninguna idea sin evaluarla. Es tal la gravedad de la seguridad que tenemos que explorar nuevas vÃas. De seguir con la estrategia del uso exclusivo de la fuerza, no necesita ser Nostradamus para imaginar que en 2024 estarÃamos entregando una cuota de 120 asesinatos y 4 millones de delitos por años. Hay que explotar todo.
Reformulo mi pregunta: ¿No le dieron a sus adversarios una herramienta de golpeteo, con un tema muy sensible y justo en el inicio de la campaña?
No. Porque cualquier propuesta que hagamos, atinada o desatinada, recibirá la manipulación y la descalificación de los adversarios. Precisamente pusimos el tema sobre la mesa para enriquecer nuestra propia visión. El tema ya ha sido eje de debate por semanas y se ha volcado la sociedad. Ya hay analistas en la evaluación, tanto en la crÃtica como en el apoyo.
Es decir, ¿consideran que el logro fue meterlo en la agenda pública?
Asà es. Pero, claro, en la manipulación de la propuesta pretende presentarse como la sÃntesis de la estrategia de seguridad de AMLO. No. Es sólo una posibilidad, dentro de los diez ejes que tiene la propuesta. Dentro del eje de un acuerdo para la paz y justicia, figura la posibilidad de recurrir a la amnistÃa, al indulto o a leyes especiales.
Las experiencias internacionales son muy ricas, diversas y amplias. Incluso está la referencia al Presidente Juárez de 1870. Pero los medios se fueron por los grandes capos y hasta señalaron la negociación fallida del gobierno colombiano con Pablo Escobar.
¿La negociación con Escobar no es su referencia?
De ninguna manera. Eso serÃa convertir una aministÃa en un beneficio personal. La amnistÃa sólo tiene sustento social si se justifica socialmente. Por otra parte, la aministÃa es una ley. Quiere decir que pasarÃa por el Congreso. No es una decisión unilateral del Presidente. Sólo vamos a poner el tema sobre la mesa para su debate.
Y que quede claro: no se está buscando liberar a criminales. Se está buscando que quienes participan en el crimen organizado y desorganizado primero se rindan, luego que entreguen las armas y den su garantÃa de no repetición del delito y finalmente que estén dispuestos a participar en un proceso de reinserción social.
Aquà aparece un punto clave del proceso, que es la no incautación de los bienes de estos criminales, una forma de "tentar" a quienes puedan tomar el camino de la amnistÃa. ¿Usted apoyarÃa que se respete esos patrimonios?
Uno de los ejes estratégicos del Proyecto de Nación es el uso de la inteligencia para combatir al crimen organizado, porque no todos aceptarán participar. También se utilizará la unidad investigación financiera, que actualmente está en Hacienda y nosotros la pasarÃamos -en principio- a la SecretarÃa de Seguridad. LanzarÃamos también nuevas medidas para controlar la transferencia de recursos a paraÃsos fiscales. Eso lo haremos con amnistÃa o sin amnistÃa.
Pero es un debate interesante saber qué pasarÃa con los bienes de aquellos que sà ingresen en la eventual amnistÃa...
Tendrá que someterse el tema a debate, pensando que todos los procesos de amnistÃa y todos los indultos generalizados, no individuales, han concluido invariablemente con un acuerdo. Y con una Justicia transicional responsable de promover la extinción de la pena o de imponer sanciones atenuadas. Esa Justicia tendrá que decidir si es viable una propuesta de esa naturaleza.
¿El macroproceso de Italia, con sus pentiti, no es acaso otro modelo para aplicar o al menos estudiar?
Es otro referente, claro. Ya es un recurso utilizado en la justicia mexicana, que es el testigo protegido. ¿Qué dimensiones podrÃa tomar este modelo? Nuevamente: será motivo de debate para generar un consenso social. Todos esos modelos están siendo objeto de estudio por un grupo de especialistas, académicos, analistas y lÃderes sociales.
Usted asegura que la crisis de seguridad es más profunda que un asunto de policÃas y narcos. Se trata de una crisis social, de valores, de desigualdad. ¿Es posible entregar resultados en un sexenio? ¿Resolver esas causas profundas no requerirÃa de una polÃtica de estado, un acuerdo en la clase polÃtica para establecer una ruta a 20 o 30 años?
Es posible lograr resultados tangibles y palpables en los primeros tres años. En los seis años habremos sentado las bases de un nuevo proceso económico y de combate a la inseguridad. No dejaremos de hacer el esfuerzo para lograr, como dices, una polÃtica de estado. Pero no vamos a quedar presos de la indisposición de los partidos, porque el sexenio se nos irÃa sin hacer nada.
Echaremos mano de todos los recursos polÃticos, jurÃdicos, presupuestales y administrativos para impulsar una serie de medidas que ayuden a resolver el problema. Por ejemplo, habrá programas de educación para jóvenes, con becas para que deserten por razones económicas. Otro programa de capacitación, también con apoyo económico.
El ejército de reserva del crimen organizado está en los jóvenes. No es que los jóvenes tengan una vocación criminal, tampoco una acumulación de capital. Si revisas la lista de muertos de todos los dÃas, son jóvenes del más bajo nivel de la cadena. No mueren los grandes capos. Son la carne de cañón. Tenemos que quitarle ese ejército de reserva. Y para hacerlo, tenemos que ofrecerles algo, una opción.
Peña Nieto se metió de lleno en la campaña y puntualmente cuestionó su proyecto de amnistÃa. "Ni olvido ni perdón", dijo...
Es desafortunada la intervención del Presidente en la cancha electoral. Ahora debe conducirse con neutralidad, por si no lo sabe. Ahora bien, si se quiere meter a debatir, entonces que haga propuestas concretas y no esté mandando mensajes indirectos.
Nadie está planteando ni perdón ni olvido. Estamos planteando encontrar caminos para lograr rendición, justicia, desarme y reinserción. Peña Nieto se ha montado en la versión que difunden nuestros adversarios -sobre todo el PRI- para descalificar nuestra propuesta.
México está en el lugar 108 del ranking de corrupción mundial en materia de estado de derecho, la impunidad es del 99%. Y si a Peña Nieto le incomoda la sola posibilidad de que haya perdón y olvido, tendrÃa que recordar los casos de corrupción y de impunidad, de perdón y olvido a la delincuencia no castigada en su sexenio. La Casa Blanca, el socavón, la falsificación de las tarjetas Bansefi para defraudar a los damnificados... ¿Con qué autoridad moral viene a darnos lecciones de qué hacer con la criminalidad, con la corrupción, con la violencia?
El problema de la corrupción en el paÃs no lo representa la corrupción del policÃa o del burócrata de ventanilla. La representa la gran corrupción que se llama corrupción presidencial. La corrupción de este paÃs se administra desde Los Pinos, históricamente.
López Obrador suele hablar de la "mafia en el poder", pero nunca se refiere a Ernesto Zedillo. ¿Por qué?
Con todo respeto, no sé qué piense Andrés Manuel. Sà puedo decirte que, en mi opinión, el gobierno de Zedillo es precisamente donde se coronó el hartazgo social por los niveles de corrupción que habÃa en el paÃs y que dieron paso precisamente al triunfo de Vicente Fox.
El presidente es la cabeza de un sistema, y como tal es un operador de la mafia del poder, eventualmente es un peón de la mafia del poder, pero hay casos en donde también ha sido la cabeza. No te voy a dar nombres porque los conoces muy bien.
Entonces, como todos los presidentes, Zedillo ha sido instrumento y beneficiario de la mafia del poder, porque no combatió la corrupción, no persiguió a quienes tenÃan procesos abiertos o señalamientos de vÃnculos con el narco, o grandes corruptos.
¿Desde su mirada no hay zedillismo en el gabinete de AMLO?
No hay zedillismo en el paÃs. Para que haya una corriente polÃtica se necesita darle continuidad. En primer lugar quien encabeza la corriente debe mantenerse polÃticamente activo en el paÃs, y como sabemos el ex presidente Zedillo, después de haber sido seis años gerente de México, vive ahora retirado en Estados Unidos, en un estatus indigno para su condición de ex presidente de México.
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