Álvaro Suárez, conocido por su labor social como el "5X", se encamina a liderar la fórmula de Morena al Senado por Nuevo León. Empresario, académico, activista, deja atrás una vida militando en el panismo para ahora jugar con Andrés Manuel López Obrador.

En conversación con LPO, explica el cambio de paradigma que observa en la entidad, cuestiona fuerte las últimas definiciones del PAN y dice que los empresarios ya comienzan a entender a Morena.

 ¿Cómo se seduce al elector a ir por una plataforma cuya cabeza es López Obrador en una región como Nuevo León donde históricamente a Morena le ha costado sacar votos?

Lo más importante para los regiomontanos es el ejemplo y nosotros estamos desde el 2006 legitimando nuestra vocación de servicio. Creo que hay una empatía muy importante con Andrés Manuel porque es un hombre que en CDMX ha dado resultados. Cuando hablo de la empatía, tenemos un AMLO que fue calificado altamente en su mandato del 2000 al 2005, revolucionó la política y logró transformar la ciudad más complicada y compleja a nivel mundial.

En paralelo se ve que ha acción política ha dejado de ser el ingrediente principal de lo que se está ofertando en el estado. Tanto en el PRI como en el PAN vemos una oferta política ridícula en donde radica el mismo grupo que ha sido ineficiente y que se ha desempeñado fuera del marco de la legalidad.

Tras observar la trayectoria electoral de López Obrador en 2006 y 2012, ¿Qué cree que es distinto en este año?

En el 2006 él arrasa con esa constitucional, todos sabemos que se la roban; sin embargo, el poder más importante que influía dentro del electorado eran los medios de comunicación tradicionales. No existía la fuerza que hoy en día tienen las redes sociales y eso contribuye a una opción como Morena. En 2006 yo vi una sociedad contaminada y diluida dentro de su participación dentro de la atmósfera política. En el 2012 el sistema realiza la mejor de las estrategias que es la dilución del voto.

El ejemplo lo vimos el año pasado en el Estado de México, en donde tienes aproximadamente un 58 por ciento de las personas que van y ejercen su derecho a votar. De ese 58 vamos a generar un universo, y de ese 100 por ciento, el 22 por ciento vota por el candidato del PRI, pero si te vas a un universo general, es un 11 por ciento.

Al momento en el que gana Del Mazo, tiene un 89 por ciento en contra del pueblo, y eso no es ganar. Si tu haces un análisis sobre el legislativo, te das cuenta que esa dilución del voto te da la silla pero no te da la verdadera victoria.

¿El empresario está más abierto a que AMLO sea el presidente de México?

El empresariado se está dando cuenta que la palabra izquierda no significa comunismo. Ahora entendemos que las políticas de izquierda buscan que las bases prosperen, y dentro de esa prosperidad están los sistemas de producción en los sectores primario, secundario y terciario.

El sector primario está completamente abandonado porque el sistema político se ha encargado a premiar a la pobreza. Programas como Procampo se han encargado de destruir a la población porque no les entregan las herramientas desarrollistas.

Entonces, cuando la gente comienza a ver que la izquierda busca inyectar en el consumidor final, ahí el empresariado entiende que su cemento, su varilla y su vidrio se va a vender.

Hace poco el FInancial Times dijo que ven a AMLO más cerca a Lula que a Chávez, ¿Coincide con esa visión?

Ambos presidentes han tenido sus aciertos, y yo no me atrevería a generar una crítica constructiva al aire considerando que son diferentes escenarios. La experiencia que yo tengo con López Obrador, cuando yo entro como policía con Cuauhtémoc Cárdenas en la Ciudad de México y paso con Gertz Manero a la Secretaría de Seguridad Pública como subdirector nacional en el 2003, realizamos un operativo metropolitano en contra del narcomenudeo. El Distrito Federal era el semillero más importante del narcomenudeo, había crecido importantemente el consumo de droga.

Una vez teniendo los métodos de contención, comenzamos a tejer finamente la seguridad pública con una visión de política pública, no de una visión policial. Empezamos a integrar a los consejos ciudadanos y convertimos en el arma más potente, lejos de una metralleta, a la participación del colectivo. Para resumir, un  hombre pragmático que logra solucionar los problemas centrales.

Cuando decide salir del PAN, ¿Intentaron convencerlo de que se quede?

Sí, definitivamente, ofreciéndome huesos. Te voy a decir algo, esta decisión fue sumamente difícil porque yo no estaba en Acción Nacional por un encargo, yo estaba en un contrapeso al interior del partido en donde nos señalaban de rebeldía por no rendirle pleitesía a una micro esfera de pseudo políticos.

Pertenecimos al grupo al que llamaban de la vieja cúpula, en donde estaba el ejemplo del que nosotros considerábamos el auténtico panismo. Personas como Fernando Canales Clariond se han dirigido en su vida de manera ejemplar viviendo con principios y acciones.

Cuando en verano comienzan las negociaciones y se presenta una oferta para perpetuarse en el poder, ahí doy un manazo en la mesa. Se nos ofrece algo, el problema es que si nosotros llegamos a aceptar, caemos en la ilegitimidad política, que es el problema más grave.

Entonces me ofrecían una diputación federal en donde se ganaba fácilmente, pero el problema serio era con quien se iba a desempeñar. Cuando tú no puedes hacer equipo con esta esfera, te haces a un lado.

¿Qué le dijo su círculo cercano cuando tse unió a Morena?

Que me había tardado mucho y que era una decisión congruente.

¿Y no le asusta cuando se dice que Andrés Manuel tiene rasgos de corte mesiánico?

A mi me da risa. Cuando tu vives bajo un sistema de gobierno que le interesa poco el bienestar colectivo y te dicen que van a venir los rusos, los venezolanos o los cubanos, ya uno no se lo cree. Yo creo que Andrés Manuel, lejos de todas las babosadas que le han inventado, es un nacionalista, esa es la palabra adecuada y que necesitamos comenzar a adoptar.

Es un nacionalismo para ejercer los poderes en favor del pueblo con el suelo parejo y no en favor de unos cuantos. Ese factor se convierte en un peligro, pero para la actual clase política que se ha encargado de saquear al país.

Si usted fuera electo senador iría a una Cámara donde se define política exterior ¿Como piensa que puede manejarse esta tensión con los Estados Unidos?

Tenemos una entrada maravillosa. Como empresario, político y académico, hemos estado haciendo un análisis de cuales son las inclinaciones del presidente estadounidense y vemos una constante empresarial; y los empresarios conocemos de la relación álgida de una negociación, y el es un hombre de negociaciones.

Lamentablemente, antes negociaba con los políticos en donde era fácil negociar porque el gobierno era corrupto, violando los derechos y sueños de miles de personas con mano de obra barata mexicana.

Ahora, podemos elevar una relación en materia de comercio internacional porque les vamos a ofertar lo que tenemos en México. Si ellos preferían una mano de obra que viviera en la ignorancia y pagar de manera inmoral, nosotros ahora les vamos a dar una mano de obra especializada que haga el trabajo con calidad y que esté bien remunerada.

La gente en México va a dejar de irse por obligación en Estados Unidos porque se va a detonar economía. Y al estar al lado de ellos y nosotros tener un derrame económico, ellos pueden activar más la parte de nuestro turismo. Entonces, todo es un círculo virtuoso cuando puedes hablar el mismo lenguaje que el presidente de los Estados Unidos.

Hoy no hablamos el mismo lenguaje porque él no entiende que la negociación es unilateral. El Tratado de Libre Comercio definitivamente se tiene que volver a realizar, eran otros tiempos y otras circunstancias. Ahorita debemos proteger nuestro mercado interno.