Hay un clima de triunfo. En todo Morena se respira una victoria, que en rigor está lejos en el tiempo -faltan poco más de cinco meses para la elección- pero que sus militantes sienten alcanzable como nunca antes había ocurrido, ni siquiera en 2006. "Si no nos equivocamos, tenemos un pie en Los Pinos", afirmó un moreno pura sangre a LPO.

Gran parte de los cálculos de estos días están ligados a no cometer errores no forzados. Mostrar apertura con los medios, comerle las bases a Ricardo Anaya, retrasar el inevitable proceso de polarización lo más posible y cerrar las definiciones de candidaturas con pragmatismo.

Pero también hay espacio para sacar cuentas. Como explicó LPO, los sondeos que maneja la dirigente nacional de Morena, Yeidckol Polevnsky, ya hay cuatro candidato de Morena que tienen su elecciones casi ganadas: Claudia Sheinbaum en la Ciudad de México, Adan Augusto López Hernández en Tabasco, Cuauhtemoc Blanco en Morelos y Rutilio Escandón en Chiapas.

Veracruz donde se estaría configurando un escenario de tercios entre Morena, el PAN y el PRI. Según entienden en Morena Miguel Ángel Yunes puede hacer que su hijo retenga el poder para el PAN porque llegado el momento el PRI cerrará filas para repartir cuotas de poder.

Aunque Miguel Barbosa creció fuerte en las últimas semanas, parece difícil Puebla frente a la maquinaria electoral de Rafael Moreno Valle. También Yucatán, donde la pelea se cerró entre el PRI y el Frente; en Guanajuato, donde el triunfo ya está casi cerrado para el PAN, o en Jalisco, donde ocurre un proceso muy similar con el alcalde de Guadalajara, Enrique Alfaro.

Aun así, Yeidckol calcula que en la conformación del Senado, Moreno no conseguiría sumar curules sólo en cinco de los 32 estados. Un estimado razonable para Polevnsky serían 10 estados donde AMLO consiga el primer puesto (es decir, meter los dos senadores de la fórmula), otros 17 en donde salgan segundos y conseguir 10 pluris por lista nacional -estimando un 32% de mínima en la Presidencial-.

De lograr estos número, la bancada de Morena y aliados en la Cámara Alta tendría un piso de 47. Quedaría lejos del quorum propio, pero sí conseguiría más de un tercio. De este modo, la eventual oposición del PRI y el Frente no podrían imponer designaciones de magistrales, de los fiscales ni reforma a la constitución, todos temas que requieren los dos tercios.