Como esperaba el mercado, el Banxico anunció una segunda alza de tasas bajo la dirección de Alejandro Díaz de León, con un aumento de 25 puntos base, es decir que se sitúan en 7.50%, en tanto que la inflación casi continúa doblando los niveles deseados.

Tras su reunión, la junta de gobierno de este organismo alejó la posibilidad de que comience una baja en las tasas. "De ser necesario, la política monetaria actuará de manera oportuna y firme para fortalecer el anclaje de las expectativas de inflación de mediano y largo plazo y lograr la convergencia de esta a su objetivo de 3 por ciento", indicó en su comunicado.

En el primer mes del año, la inflación sube, aunque a niveles menores de lo que lo hizo en 2017. La razón se explica por una alta base de comparación, pues hace un año los precios resintieron abruptamente el incremento en los costos de las gasolinas y la volatilidad en el mercado cambiario. Así, este enero el Índice de Precios al Consumidor se ubicó en 5.5%. En el Banxico las cifras tienen una lectura positiva: la inflación comenzará a descender, aunque son cautos.

"Dada la posición cíclica en la que se encuentra la economía, y considerando los altos niveles que presenta la inflación, se podría dificultar la asimilación de los choques que la han afectado, por lo que es importante que la postura monetaria evite que dichos choques den lugar a efectos de segundo orden sobre el proceso de formación de precios de la economía", explicó el Banxico.

Especialmente, el equipo que encabeza Díaz de León, lee con preocupación el comportamiento de la no subyacente, que en enero siguió resintiendo los efectos de los choques que la afectaron al cierre del 2017, lo que se reflejó en un incremento de las expectativas de inflación general para el cierre de 2018.

Aunque la postura del Banxico es optimista, y a pesar de que en el mercado volvieron a elevar sus pronósticos para los precios al consumidor al cierre de este año, insisten en que la inflación en general irá disminuyéndose, "aproximándose a lo largo del año hacia el objetivo de 3.0" y vaticinan que en el primer trimestre de 2019 alcanzarán de nuevo su objetivo.

Por su puesto advirtió que dichas previsiones consideran "un comportamiento ordenado del tipo de cambio, la ausencia de presiones provenientes del mercado laboral y una reducción importante de la inflación no subyacente a lo largo de 2018, en la medida que no se repitan el tipo de choques que la afectaron el año anterior".

Esta decisión preocupa entre los economistas. Para Héctor Villarreal, director del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP), esta decisión podría tener un impacto sobre el costo de la deuda.

Es decir, presionaría las metas fiscales propuestas por el Gobierno. "Si se estimaba que el servicio de la deuda representara entre 2.8 o 2.9% del PIB para el cierre del 2018, con el incremento en las tasas de interés por parte de Banxico, este costo podría crecer entre 3 o 4 décimas del PIB", señaló en un análisis.