A pesar de las protestas de sus principales asesores económicos y de su propio partido, esta tarde Donald Trump presentó oficialmente los nuevos aranceles que castigarán con 25% y 10% las importaciones de acero y aluminio, disparando los precios de artÃculos como refrescos, cervezas y automóviles.
"Hoy estoy defendiendo la seguridad nacional estadounidense al poner tarifas en importaciones extranjeras [sic.] de metal y aluminio", anunció orgulloso el mandatario. Trump condenó lo que llamó una "travestÃa" contra la industria metalúrgica de Estados Unidos.
A la firma fueron invitados varios obreros de la industria metalúrgica, vestidos incluso en sus uniformes de trabajo y portando sus cascos industriales. "Esto ha sido un asalto en nuestra nación", condenó.
Por lo pronto tanto México como Canadá estarán exentos de las tarifas especiales, se rumora que Brasil y Australia estarÃan negociando acuerdos similares con Estados Unidos.
"Vamos a hacer algo con ellos", dijo sobre los australianos. "Vamos a hacer algo con algunos otros paÃses", quizá refiriéndose a la Unión Europea, quienes ya anunciaron que tomarán medidas contra los nuevos aranceles de Trump.
Por la mañana el presidente lanzó un extraño tuit que parece sugerir futuras excepciones para otros paÃses. "Deseoso de la reunión hoy a las 3:30 PM en la Casa Blanca. Tenemos que proteger y construir nuestra industria del acero y aluminio y al mismo tiempo mostrar gran flexibilidad y cooperación hacia nuestros verdaderos amigos que nos tratan justamente tanto en el comercio como en lo militar".
De acuerdo con un funcionario de la administración, otros paÃses podrán negociar por su cuenta exenciones a las tarifas y será decisión del presidente meter o sacar paÃses del acuerdo o incrementar o reducir los aranceles hoy anunciados.
Legisladores republicanos, industriales y oficiales diplomáticos de diversas naciones intentaron sin éxito persuadir a Trump de no continuar con su plan. "Promesa hecha, promesa cumplida", declaró un funcionario de la administración, y agregó que la posición arancelaria no debÃa sorprender a nadie pues fue una de las garantÃas de campaña del presidente.
"Le urgimos que reconsidere esta idea de tarifas amplias para impedir consecuencias negativas inesperadas para la económica de Estados Unidos y sus trabajadores", decÃa una carta firmada por 107 legisladores del partido del presidente.
La intención de la estrategia, apoyada por personajes del ala proteccionista como Peter Navarro y el secretario de comercio Wilbur Ross, busca combatir la sobreproducción que ha salido en los últimos años de China y que ha afectado seriamente a los mercados locales. Sin embargo, según diversos analistas, es un plan destinado a fracasar y que únicamente afectará a los aliados de Estados Unidos y a algunas industrias locales.
La decisión causó tanta fricción al interior de la administración que terminó por provocar la renuncia de Gary Cohn, principal asesor económico del presidente y ex CEO de Goldman Sachs.
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