El clima político en Jalisco está al borde la ebullición. La inseguridad en general y la violencia política contra varios opositores dan un marco de tensión a un campaña que recién comenzó. Y esta mañana, Aristóteles Sandoval decidió de manera sorpresiva intervenir la Policía de otro municipio de Movimiento Ciudadano.

Bien temprano, y por supuesto sin previo aviso, elementos del Ejército, de la Policía Federal, la PGR y la Fiscalía General de Jalisco tomaron la Comisaría de Seguridad Pública de Tlaquepaque, ante la sospecha de posibles vínculos de los uniformados con la delincuencia organizada.

La noticia genera preocupación en el Frente. Primero, porque se trata de un territorio gobernado por María Elena Limón, una aliada de Enrique Alfaro en Movimiento Ciudadano. No es la primera vez que Aristóteles toma el control de un municipio de MC, pues exactamente un año atrás hacía lo mismo con Tlajomulco, histórico bastión del alfarismo.

Se trata, además, de un territorio muy populoso: el tercero, detrás de Guadalajara y Zapopan. La decisión se toma en medio del inicio de la campaña: la suspicacia sobre la búsqueda de un rédito electoral es ineludible.

Pero quizás lo más complejo es que la acusación es muy grave. Así lo dio a conocer el propio Aristóteles a través de un tuit: "Hoy a las 7:30 a.m. intervenimos la Policía municipal de Tlaquepaque con la finalidad de reevaluar a sus elementos, ante la sospecha de posibles infiltraciones del crimen organizado. Hacer esto representa una medida contundente frente a la inseguridad que padece la metrópoli. Actuaremos con toda la fuerza hasta el último día".

Pese a este cuadro de situación, llamativamente la intervención se produjo ante un hermético silencio de los aliados de Alfaro y del propio candidato a gobernador. Según pudo saber LPO, la línea que se bajó a todos los militantes y candidatos fue de "no politizar el tema".

¿Por qué Alfaro decidió no levantar la voz? Según pudo saber este medio, el líder de MC en Jalisco cree que en los próximos días podría haber intervenciones en Tonalá y El Salto, dos terruños manejados por el priismo. Ahí se sabría si efectivamente es una medida electorera o con fundamentos. 

Además, la gestión de Limón no parece tener grandes argumentos para la defensa, pues los índices delictivos sí crecieron -como en la mayoría de la entidad- con el agravante de sus constantes cambios en la dirección de su Policía Municipal.

Hasta el momento, Limón había nombrado cuatro Comisarios de Seguridad. Su administración inició con el comandante Martín Maldonado, pero renunció en febrero de 2016 luego del asesinato de un comandante y dos oficiales en avenida Revolución.

Enrique Alfaro con María Elena Limón, alcalde de Tlaquepaque.

Después llegó el comandante Camilo González Lara quien permaneció al frente de la corporación nueve meses, cuando se retiró también por motivos personales. El tercero en la lista fue el comandante Jiménez Moya. Y finalmente se nombró en octubre del año pasado a Salvador Ruíz Ayala, designación que generó mucha polémica por su desconocimiento y nula experiencia en la materia.

En rueda de prensa, el Fiscal General de Jalisco, Raúl Sánchez Jiménez, aseguró que investigarán los posibles vínculos de los policías de Tlaquepaque con el crimen organizado y confirmó que mandos y elementos activos de esa Comisaría ya fueron requeridos para ser re evaluados.

Avisó que, desde ahora, serán alrededor de 400 policías entre estatales y federales los que resguardarán los 35 polígonos de Tlaquepaque en sustitución de los policías municipales. Y adelantó que los más de 700 policías municipales ingresarán en una "capacitación", pero que si se encuentran delitos serán castigados y sancionados.