No hay demasiado inquietud en la Cancillería mexicana con la promoción del jefe de la CIA Mike Pompeo como nuevo secretario de Estado de Donald Trump. Pompeo tiene más llegada a Trump que Rex Tillerson y una mayor influencia en el entorno de los generales del Pentágono que el presidente tanto respeta.

De hecho, los primeros contactos con la embajada mexicana en Washington aseguran que Pompeo vendrá a México en breve y que tiene el objetivo de lograr juntar a Trump con Enrique Peña Nieto, aunque sea en el marco de un foro multilateral como fuera el G-20 de Hamburgo el año pasado.

La última chance de hacer un encuentro se descarriló hace un mes cuando ambos mandatarios hablaron por teléfono y Trump se enojó luego de que EPN le pidiera decir que México no pagará el muro fronterizo con el cual Trump fantasea. 

Pompeo junto a John Kelly gestaron esa reunión de Alemania en un visita a México donde conversaron con el entonces secretario de Gobernación Miguel Angel Osorio Chong y el entonces jefe del Cisen Eugenio Imaz. También se sumaron el secretario de la Marina Vidal Sobrerón y el de la defensa Nacional Salvador Cienfuegos.

El nuevo canciller de EU no implica un cambio sustancial en la agenda que Tillerson tenía para con Méxco: se mantienen temas de la frontera con Centroamérica, asuntos de cooperación en inteligencia criminal y demás aspectos. La incógnita que todavía no despeja el equipo del canciller Luis Videgaray es sobre si Pompeo tendrá influencia en los temas de economía y comercio. 

Tillerson nunca pudo abogar por México en la renegociación del TLCAN, tema en el cual era superado ampliamente por el asesor senior Jared Kushner. Ahora la expectativa es si Pompeo podrá incidir en algún sentido.

Un dato adicional: igual que Tillerson, Pompeo también cree en la supuesta injerencia que Rusia intentará tener en las próximas elecciones mexicanas.