Después de meses de inacción, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos finalmente anunció que impondría sanciones a 24 entidades e individuos rusos por interferir en la elección presidencial de 2016 a través de ataques cibernéticos, como el que impactó a la campaña de Hillary Clinton y que resultó en la difusión de cientos de correos electrónicos de la cuenta del director de campaña.

La administración Trump, y en particular el presidente, han sido muy criticados por su aparente tibieza ante el líder ruso Vladimir Putin. La semana pasada, por ejemplo, la Casa Blanca se negó a unirse a la condena que el gobierno británico lanzó contra Putin por el homicidio de un ex espía ruso en Londres. Fue Rex Tillerson el único funcionario que se atrevió a declarar públicamente que, en efecto, el ataque había sido obra de los rusos. Sarah Sanders, secretaria de prensa, no se pronunció al respecto, y Trump mantuvo un silencio poco característico.

El 29 de enero la administración anunció que no pondría en marcha las sanciones que el Congreso ordenó el año pasado. El argumento fue que la mera existencia de la legislación había sido suficiente para disuadir a Rusia de continuar con sus actividades anti democráticas. La movida anunciada hoy parece ser una señal de que Trump finalmente está dispuesto a sancionar a Putin, ya sea por verdadera preocupación en el proceso electoral de noviembre, o como respuesta a las críticas que lo llaman pro-Putin.

"La administración está confrontando y combatiendo la cyber actividad maligna de Rusia, incluyendo los intentos de intervenir en las elecciones de EU, los destructivos ciberataques, y las intrusiones a la infraestructura crítica", declaró el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin. "Estás sanciones son parte de un esfuerzo amplio para abordar los nefarios ataques emanados desde Rusia".

Mnuchin informó que habría nuevas sanciones financieras para los oligarcas y funcionarios rusos que desestabilizaron el sistema.

El anunció ocurrió en el contexto de las sanciones que presentó ayer la primera ministra del Reino Unido, Theresa May. Su gobierno expulsará a 23 de los 58 funcionarios diplomáticos rusos destacados en su territorio. Esto como respuesta al ataque químico que acabó con la vida de Sergei Skripal, un ex espía que trabajó para la Unión Soviética y Rusia. También analizarán retirar la licencia de operación a RT, el brazo propagandístico y de comunicación de Vladimir Putin en el mundo.

Además, el gobierno británico anunció que incrementará el monitoreo de ciertos individuos ligados al Kremlin, e intervendrán cuentas bancarias asociadas a funcionarios rusos. También anunciaron un boicot al Mundial de Futbol este año. Ningún ministro ni miembro de la familia real asistirá al torneo.