Es la primera decisión de Jorge Castañeda de cierto peso desde que asumió el control de la estrategia electoral de Ricardo Anaya.  El ex canciller le recomendó al queretano evitar la escala en Washington DC -la segunda de su gira internacional tras Alemania-, y viajar directo a Chile.

El Gobierno y sus satélites alientan la idea de que en realidad Anaya no fue a EU por motivos legales y conectan su ausencia en el Centro Wilson a las acusaciones de la PGR por presunto lavado. El motivo en realidad, según pudo conocer este medio, es un tanto más sofisticado.

El viaje a Washington se iba a realizar pero Castañeda lo frenó porque se ha dado a la tarea de relanzar la relación de la campaña panista con EU. Para tal fin no era conveniente que Anaya desfilará por el mismo escenario en el cual meses atrás AMLO cosechó aplusos y buenos comentarios, algunos incluso vertidos en el semanario conservador The Atlantic. 

Para Castañeda la primer para tarea ineludible es la Casa Blanca. Y de ahí que se ha dado a la tarea de acercarse a Jared Kushner, influyente asesor senior y yerno de Donald Trump.

Castañeda se dispone a utilizar su red de contactos en la capital de EU para sentarse con Kushner y hacerle ver que Anaya es un candidato confiable y que a diferencia de José Antonio Meade, según el escritor, es el único con chances reales de frenar un ascenso de Morena que por estos días luce imparable.

El ex canciller entiende bien la política interna de EU y de ahí que además de Kushner buscará acercamientos con el Pentágono en un momento en el cual los generales ocupan un rol central en la Casa Blanca.

El primer paso de este plan ya se ejecutó y fue en Acapulco: allí Anaya defendió las reformas estructurales del sexenio actual a pesar de su actual estado de confrontación. Obvio: se trata de grandes negocios para colosos de la economía de EU como AT&T, Chevron o Black Rock. En paralelo AMLO relativizó el futuro de estas reformas.

El segundo aspecto es empapar a fondo a Anaya de cuestiones de seguridad binacional con un entrenamiento intenso. En un giro de audacia, el candidato, llegado el momento podría conceder ciertos reclamos como la idea de incluir Marshalls aéreos  de EU en vuelos que salgan de México y que Luis Videgaray ya estaría cerca de desechar.

Curiosa la dinámica en la cual ingresa la elección. Todos los candidatos asumen el rol inexorable de influencia que juega el país vecino la elección interna y se comienza a crear la necesidad de definir qué concesiones se pueden dar a la administración Trump. Una carrera de preferencias que se inicia sin un final demasiado claro.