Las fricciones entre Manuel Velasco y Los Pinos ya se reflejan en las encuestas de Chiapas: la alianza PRI-Verde está tercera, muy lejos del abanderado de Morena en la entidad, Rutilio Escandón. Una situación de debacle que comienza a evidenciar otra realidad: el Verde se acerca peligrosamente a perder su registro, condición que el año pasado le implicó embolsarse aproximadamente 380 millones de pesos.

Y es que el Verde necesita de los votos de su bastión en el Sureste. De Chiapas provino uno de cada cuatro votos que recibió en las últimas elecciones federales (las de 2015) para renovar el Congreso de la Unión. Una caída en los votos y la migración de operadores hacia Morena augura el peor de los destinos para el partido del tucán.

Crece el malestar de las bases respecto a Carlos Puente, dirigente actual que se reservaría una pluri para San Lázaro, y al Niño Verde Jorge Emilio González Martínez. Se los señala por haber pactado en Los Pinos las candidatura de Beto Albores en Chiapas, ambos en consonancia con ese gran amigo de Albores que es Aurelio Nuño.

La preocupación existe y por eso el Verde tuvo que presentar candidata en CDMX en la figura de Mariana Boy. En principio la idea era respaldar a Mikel Arriola pero juntar votos se ha vuelto una necesidad imperiosa. De ahí las candidaturas en Jalisco y Tabasco, otros lugares donde el PRI está muy abajo en las encuestas.

La tensión está desatada a nivel interno porque el Verde pasó de coquetear con la idea de no jugar en alianza con el PRI en la presidencial, a acompañar a José Antonio Meade y entregar el bastión de Chiapas. La contraparte no es muy visible que digamos. No hay nadie de este partido en el War Room del candidato y cuando Puente quiso entrar le dijeron que ya no había más lugar.