Los banqueros que escucharon en Acapulco el discurso completo de Marcos Martínez Gavica, presidente de la Asociación Bancaria de México y titular del Consejo de Administración del Grupo Santander, repetían que hacía tiempo no habían recibido a un Presidente de la Nación con un discurso tan oficialista. Los elogios brotaban uno detrás del otro.

Había todavía cierto optimismo. Hasta el día siguiente, que Andrés Manuel López Obrador se despachó con dos enormes desautorizaciones a sus asesores económicos, y justo frente a los banqueros. El tabasqueño aseguró que los contratos petroleros serían revisados uno por uno, y que las obras del Nuevo Aeropuerto serían frenadas.

Hay que recordar que apenas unas semanas atrás, Alfonso Romo había declarado a Bloomberg que AMLO ya había entendido lo beneficiosa que era la Reforma Energética para el país. Y otro de los asesores económicos, Abel Hibert, había revelado un días después ante LPO que estaban analizando continuar con el proyecto aeroportuario.

Las frases tajantes de AMLO dieron por tierra esas chances. Allí estaban los ejecutivos del Banco Santander, uno de los más grandes emisores de deuda para el Nuevo Aeropuerto. Las estimaciones de la IP hablan de hasta 5 mil millones de dólares sólo a través del Grupo que comanda Martínez Gavica.

Según pudo saber LPO, desde ese día, el Santander activó un lobby desesperado entre los representantes económicos de AMLO para rever semejante postura. De hecho, por ese mismo motivo el propio candidato posteó en sus redes sociales que ningún bonista debía preocuparse, porque todos los papeles estaban respaldados por la operación del actual aeropuerto y por el Gobierno Federal.

"El Santander es un banco que ha invertido mucho y eso no se ha reflejado en el crecimiento de su cartera de clientes, ni el volumen de operaciones. Es lógico que estén preocupados por uno de sus negocios más grandes", reveló a este medio un moreno al tanto del cabildeo.