Ayer salió la primera entrevista extendida de James Comey, exdirector del FBI, quien está promocionando su nuevo libro autobiográfico donde aborda su tormentosa y breve interacción con Donald Trump. El exdirector fue devastador con el mandatario, a quien calificó de ser "moralmente inadecuado para ser presidente" y a quien el pueblo norteamericano tenía la responsabilidad de echar de la Casa Blanca en 2020.

"No puedes tener, como presidente de Estados Unidos, a alguien que no refleja los valores que creo que los republicanos atesoran y los demócratas atesoran y los independientes atesoran", dijo Comey. "Ese es el núcleo de este país. Esos son nuestros cimientos. Así que creo que el [juicio político], de cierto modo, haría corto circuito", dijo, en defensa de que Trump salga del cargo por la vía electoral y no mediante el llamado impeachment.

En mayo del año pasado Trump despidió a Comey utilizando el argumento de que éste había manejado mal la investigación de Hillary Clinton, perjudicando las chances de la exsecretaria en la elección presidencial. Sin embargo, un par de días después el mismo presidente reconoció en una entrevista que lo había echado "por todo este asunto de Trump y Rusia". Es decir, Trump reconoció que el despido fue porque Comey había abierto una investigación sobre los posibles nexos del presidente y su equipo con agentes de inteligencia rusos durante la elección.

Una persona que ve una equivalencia moral en Charlottesville, que habla y trata a las mujeres como si fueran pedazos de carne, que miente constantemente sobre todos los asuntos grandes y pequeños e insiste al pueblo estadounidense que le crea, esa persona no está a la altura de ser presidente de Estados Unidos, en términos morales

Trump respondió a las declaraciones el mismo domingo, antes de que la entrevista de Comey saliera al aire. "Nunca le pedí a Comey su Lealtad Personal", acusó el presidente en Twitter. "Apenas y conocí al tipo. Sólo es otra de sus muchas mentiras. ¡Sus "memos" son [para servirse a sí mismo] y FALSOS!". En otro tuit el presidente dijo que Comey "no es inteligente y que será recordado como el "PEOR" director del FBI en la historia. 

Hoy Trump continuó con la ofensiva contra el exdirector: "Comey redactó la exoneración de la Chueca Hillary mucho antes de hablar con ella (mintió en el Congreso al Senador G[rassley]), luego basó sus decisiones en los números de las encuestas. Molestos, él, McCabe, y los demás, ¡cometieron muchos crímenes!". El mandatario no explicó a qué crímenes se refería.

Sobre la supuesta incapacidad mental de Trump, Comey dijo que no creía que fuera el caso: "No creo esas cosas sobre que es mentalmente incompetente o que está en las primeras etapas de la demencia", respondió. "Se me hace una persona de inteligencia superior a la normal que sigue las conversaciones y sabe lo que está ocurriendo".

Respecto a las declaraciones más controversiales de Trump, Comey dijo: "Una persona que ve una equivalencia moral en Charlottesville [donde un neonazi asesinó a una mujer que se manifestaba en contra del racismo], que habla y trata a las mujeres como si fueran pedazos de carne, que miente constantemente sobre todos los asuntos grandes y pequeños e insiste al pueblo estadounidense que le crea, esa persona no está a la altura de ser presidente de Estados Unidos, en términos morales".

Comey reconoció que las encuestas previo a las elecciones jugaron un papel en su decisión de informar al Congreso que había reabierto la investigación sobre los correos electrónicos de Hillary Clinton. Se podría interpretar que Comey, como el resto del mundo, pensaba que Hillary iba a ganar y temía que meses más adelante quedara la impresión de que el FBI había protegido a la entonces candidata.

El exdirector narró cómo en el vuelo de regreso de California, donde se acababa de enterar vía televisión que Trump lo había despedido, "tomé una botella de vino tinto de mi portafolios que traía de regreso de Califonia, un pinot noir californiano, y bebí vino tinto en una taza de papel. Entonces, cuando nos aproximábamos al aeropuerto en Washington, le pedí a los pilotos sentarme con ellos, porque nunca lo había hecho. Luego nos estrechamos las manos con lágrimas en los ojos y luego me fui y me llevaron a casa".

El libro del exdirector, A Higher Loyalty: Truth, Lies, and Leadership (Una Lealtad Más Alta: Verdades, Mentiras, y Liderazgo)  saldrá en librerías mañana.