La estrategia de AMLO estaba marcada por una premisa fundamental: apostar por una actitud pacífica, casi distraída, no morder el anzuelo, no ingresar en el golpe con golpe, porque todo el resto de los postulantes irían con sus cañones apuntando hacia el tabasqueño. Lo cumplió, respetó el libreto y se fue habiendo flotado en el primer debate presidencial.

El candidato de Morena resistió que lo acusaran de pactar con el narco, que lo señalen de montar un negocio familiar en torno a su partido e incluso que lo señalen de esconder sus bienes. Para sorpresa de muchos, AMLO evitó sus derechos de réplica en muchos momentos del debate, y optó por el silencio.

Pero López Obrador es un hombre de temperamento, y unas horas más tarde, ya en privacidad, grabó un mensaje dirigido hacia sus seguidores en redes sociales. Allí, AMLO le pegó muy duró a Anaya y reconoció que le habían quedado ganas de desmentir varias afirmaciones de su oponente panista.

"No sé ustedes, pero yo creo que ganamos el debate. No quiero ser presumido, pero nos fue bien. Me hubiese gustado contestar responder a otras mentiras, sobre todo del candidato del PAN, que habló de bajó la inversión en la Ciudad de México cuando yo fui Jefe de Gobierno, puras mentiras", se descargó el tabasqueño.

Y agregó: "Fue cuando más inversión hubo. Y lo más importante: en el tiempo que yo fui Jefe de Gobierno, se tenía aquí el ingreso per capita más alto del país. Desde luego que combatimos la pobreza. Pero ya no dio tiempo. Este es un hablantín, farsante e hipócrito... Pero bueno. Ya habrá tiempo de aclarar".