La última reunión del war room de "estrategia y mensaje" de la campaña de José Antonio Meade tuvo por resultado la firme recomendación de intensificar las críticas a AMLO por el costado del rol de sus tres hijos en la estructura de Morena.

El pasado domingo, Meade atacó al tabasqueño con que sus hijos viven de las prerrogativas de Morena. En paralelo se refirió a tres supuestos departamentos que serían propiedad del ex jefe de gobierno capitalino.

En el war room hubo una fuerte discusión sobre si conviene atacar a AMLO con los departamentos o con los hijos. Finalmente, según pudo saber LPO, se impuso lo segundo porque se entiende que en un país en el cual los jóvenes todavía ven dificultoso su acceso al mercado laboral -y cuando lo logran cobran bajos sueldos- es una señal de favoritismo y privilegios otorgados por el candidato.

En cambio, siempre según la lógica de los asesores de Meade, atacar con propiedades no sería lo más recomendable para un candidato de un Gobierno que tiene entre sus hitos el escándalo de la Casa Blanca construida por el Grupo Higa.

La idea de la campaña es que Meade hizo un mejor debate del que se esperaba pero no le alcanzó para tener una presencia destacada. Hay visiones más pesimistas, como la de Eruviel Ávila que comienza a tomar distancia de ciertas determinaciones.

Como sea, el primer debate dejó heridos en el comando electoral tricolor. LPO pudo conocer que para el segundo ya no tendrá un rol central el consultor Fernando Vázquez Rigada, quien en esta ocasión trabajó en tándem con Alejandra Sota y Aurelio Nuño.