El incremento de los precios del petróleo y el del dólar abren un frente de riesgo para José Antonio González Anaya ya que se vuelve a configurar un escenario en el cual son posibles nuevos gasolinazos.

El día de ayer, sorprendió a los conductores encontrar en las gasolineras el combustible hasta en 20 pesos, en el caso de la Premium, a pesar de que la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) había prometido no mas aumentos. México se encuentra en un proceso de apertura del mercado energético, con lo que es susceptibles a los movimientos en el mercado global.

Y si bien existe un estímulo fiscal de parte del Gobierno (que para algunos es una especie de subsidio encubierto)  que ayuda a suavizar el costo,  el precio se determina por el valor internacional del crudo y por el tipo de cambio. Ambos, en este momento, en franco crecimiento..

Hoy miércoles, los precios del petróleo se encuentran en su nivel más alto desde la estrepitosa caída que sufrieron en 2014. Las razones atienden principalmente a la salida de Estados Unidos del pacto nuclear con Irán, lo cual limita su producción a lo cual se agrega una crisis de suministro en el mundo.

En ese escenario, los precios del crudo Brent tocaron 77.20 dólares por barril y el petróleo liviano de Estados Unidos, el West Texas Intermediate, ganaba 1.77 dólares, o 2.56 por ciento, a 70.83 dólares por tonel.

Por su parte, el dólar se ha acercado peligrosamente (en este contexto) a los 20 pesos. Esta fortaleza de la divisa atiende a cuestiones externas, principalmente una atractiva situación económica y de tasas de interés en Estados Unidos para el mercado y a cierta incertidumbre por el TLCAN ylas elecciones en México.

Estas dos variables, además, no tendrían un descenso próximo. Los especialistas aún discuten si los precios del petróleo podrían alcanzar este año de nueva cuenta los 100 dólares por barril o cerrar con una aproximación a dicha cifra . En cuanto al dólar, las tensiones en el país y en los acuerdos comerciales incrementan el riesgo de que pueda seguir disparándose, lo que implicará medidas del Banxico como incrementos en las tasas de interés.

Y el estímulo del IEPS seguirá creciendo

 Como sea, la realidad es que los precios de las gasolinas seguirán con una fuerte presión. Pero ante esta situación, la dependencia que comanda González Anaya decidió apretarse el cinturón y subir el estímulo fiscal que pasó del 45% al 60%, como dio a conocer en el DOF. ¿Qué implica esto? Mayores presiones para las finanzas públicas.  

El antecedente de este especie de subsidio está grabado en el descontento social. En 2016, cuando se comenzó la liberalización de los precios, el Gobierno trajo un muy molesto gasolinazo que provocó una reacción inminente de la sociedad en rechazo. 

El costo político fue muy alto y los responsables de las finanzas públicas optaron por este estímulo que implica reducir sus ganancias por ingresos, pero esto implicó que se quedara en aproximadamente 67,000 millones de pesos por debajo de lo estimado en sus ingresos tributarios.

El camino no parece ir en una mejor dirección. De acuerdo con una estimación del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP), llevaríamos el 16% de la meta de recaudación para este 2018, cuando lo ideal sería llevar el 25% de los más de 266 mil millones de pesos que se proyectó.

Si bien es cierto que un dólar más fuerte beneficia a las industrias exportadoras, a la manufactura, por ejemplo, y un petróleo más caro también implica mayores ingresos petroleros y por tanto, más recursos para Pemex, no hay que olvidar que el año pasado, en la balanza, esos dos factores no lograron compensar el desplome en la parte de ingresos.

Por eso, en opinión de Alejandro Limón, analista de este instituto, pone en riesgo el superávit prometido, así como llegar a la meta de ingresos fijados. Y es que además, en el panorama que se pronostica, es posible que Hacienda siga creciendo el estímulo fiscal. El analista recuerda que Hacienda no tiene límite.