En su encuentro ante la Coparmex, Ricardo Anaya recibió pocos cuestionamientos, acaso el que más inquietó a los empresarios fueron sus críticas a la reforma educativa, pero el candidato del Frente dejó claro su compromiso de seguir adelante con ella.

En la entrevista moderada por el presidente de esta confederación, Gustavo de Hoyos, el candidato presidencial recalcó que "la reforma no es mala pero la implementación es espantosa". Sus argumentos son, en primer lugar, que el Gobierno gasta más en evaluación que en capacitación y que no hubo un proceso de socialización de la reforma con los actores principales como maestros y maestras.

En ese sentido, reconoció que "hay una enorme resistencia a la reforma. Millones de maestros y maestras no están convencidas con la reforma porque no hubo la más mínima pedagogía para convencer a los maestros", apuntó el queretano.

En ese punto, aprovechó para criticar, sin mencionarlo directamente, a Andrés Manuel López Obrador, exponiendo que esa falta de consenso explica algunas propuestas: "Lo más rentable es decir voy a dar marcha atrás, para ganar votos. Eso es consecuencia de que no hubo un proceso de armonización y toco madera para que ese candidato llegue y suceda eso", comentario que provocó los aplausos de la audiencia.

Otra de las principales inquietudes de los empresarios giró en torno al aumento salarial. Esta confederación ha estado muy activa por el incremento al salario, contradiciendo incluso al Consejo Coordinador Empresarial (CCE). Anaya recordó que su iniciativa era incrementar en 100 pesos el salario mínimo de manera inmediata para "duplicarlo de manera paulatina" en los siguientes años, aunque poco expuso de cómo se evitaría un incremento de la inflación, argumento de quienes se oponen a un alza.

Otra eterna demanda empresarial es la implementación del Estado de Derecho, oportunidad que tuvo Anaya para insistir en su propuesta de reforma al artículo 102 y poder contar con una fiscalía autónoma además de eliminar al fuero. Ahí, fue crítico contra el PRI, que calificó como una "farsa" la intención de poner el tema en el Congreso, recordando que en años anteriores ya había sido aprobada en San Lázaro y luego trabada en la Cámara Alta, como ocurrió en este periodo legislativo.