Esta semana hubo una reunión muy tensa en la oficina de José Antonio González Anaya. El secretario de Hacienda recibió a directivos de la banca que llegaron con una imposición muy clara: los bancos van a incrementar sus medidas de seguridad tras el hackeo y hará un efuerzo porque esos costos no se transfieran a sus productos. Pero también esperan que el Gobierno asuma una responsabilidad por el hackeo que costó 300 millnes de pesos. "Ustedes no pueden pretender que la única consecuencia para ustedes sea la salida de una funcioaria de Banxico", espetó un directivo de la banca extranjera. El encuentro no terminó bien y el funcionario partió raudo hacia Los Pinos.

El Gobierno espera que este tema se apague lo más rápido posible y no tanto por una cuestión comunicacional: González Anaya no quiere que se consolide la idea de que el sistema financiero mexicano es tan vulnerable. Aunque en el sector lo asumen como improbable, en el Gobierno temen que esto sea aprovechado para generar una corrida en la segunda quincena de julio. Esta tendría como argumento las fallas en ciberseguridad pero esconderían otros motivos, como el imparable ascenso de Morena hacia la Presidencia.

Los banqueros le dijeron dos cuestiones muy inquietantes a González Anaya: el hackeo superó los 300 millones de pesos y hay datos muy precisos de que se aprovechó una suerte de "gap" informático que solo pudo ser provisto desde el interior de Banxico.

La postura empresaria es muy entendible. México es un país donde se hacen ciberataques, se sabotean vías férreas y se explotan dúctos de Pemex para robar gasolina. Todo ese accionar delictivo solo es viable si hay información privilegiada desde el interior. Los hombres de negocios lo saben. Y también se lo dijeron a un apesadumbrado González Anaya.

El secretario de Haciendo no habría dejado de recordarles que desde Banxico, cuando se discutía la Ley Fintech a fines de 2017, se dijo que había problemas con las aplicaciones de los bancos, que las aplicaciones en su afán por ser funcionales dejaron zonas de vulnerabilidad. Esa fue la respuesta: ustedes sabían que podía suceder y no hicieron nada. 

El caso es que los bancos ahora quieren hacer mucho en temas de seguridad pero eso va a implicar costos en un país donde todos los servicios de la banca ya son de por sí muy caros. El secretario pidió que esa inversión no altere demasiado dichos costos.

Los banqueros aseguran que esperaban que en esa reunión estuviera Alejandro Díaz de León. Pero a último minuto optó por ausentarse.