La semana pasada en dos ocasiones Enrique Ochoa intentó asomarse a reuniones del War Room de Estrategia de José Antonio Meade. En ambas situaciones fue repelido por René Juárez y Dionisio Meade, quienes prácticamente lo responsabilizan por haber hundido la campaña en el tercer lugar. Eruviel Ávila habría intentado interceder en su favor sin el menor éxito.
La situación es ilustrativa del presente pero además del futuro. Si Meade termina tercero llegará el momento de repartir responsabilidades y allí dos nombres ocuparán el eje principal: Ochoa y Aurelio Nuño. Ochoa tal vez con peor destino porque se aseguró un curul en San Lázaro mientras que Nuño quedó desprotegido. Confiaba en su habilidad como jefe de campaña.
A la semana de ser removido del PRI Ochoa seguía hablando de que iba a a coordinar a la bancada tricolor de la Cámara de Diputados. Algunos allegados le recomendaron llamarse a silencio.
El rechazo a Ochoa está confirmando la cada vez menor injerencia de Luis Videgaray en la campaña presidencial. El último integrante de cierto poder que queda es Eruviel Ávila cuyas apariciones en War Room dominado ahora por Alejandro Quintero son intermitentes.
La nueva configuración le quita fuerza a los integrantes originales del inicio de la campaña porque Quintero, Juárez y el padre de Meade tienen ahora más fuerza. Ochoa, Alejandra Sota, el vocero Javier Lozano y el propio Eruviel quedaron disminuídos.
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- 128/01/2217:08La victoria tiene muchos padres, la derrota es huérfana.