LPO reveló el pasado lunes el conflicto salarial que domina la cotidianidad del Senado y que amenaza con volverse incontrolable. El problema es que se termina la legislatura y la Mesa Directiva -en rigor, acuerdo de Emilio Gamboa y Ernesto Cordero- decidieron terminar la relación contractual con los empleados en junio, dejando dos meses sin pagos. 

Este medio explicó que muchos de los empleados empezaron a organizarse para realizar una marcha, una presentación de una queja por escrito, con una fuerte convocatoria a medios de comunicación, para dejar expuestos tanto a Gamboa como a Cordero. 

En las últimas horas, fuentes del Senado explicaron a LPO que hoy miércoles Gamboa avisó que antes del viernes logrará una partida presupuestaria especial de parte de José Antonio González Anaya para cubrir los adeudos y conformar a todos los trabajadores. 

En paralelo, Ernesto Cordero intentó llevar tranquilidad y dijo que el Senado tiene fondos congelados en un fideicomiso para contingencias de donde podrían salir los recursos. El viernes será el Día D. 

Sin embargo, pese al optimismo de los senadores, los trabajadores consultados por La Política Online dicen que seguirán con la organización de las protestas para la próxima semana. "Hasta que no veamos el pago de nuestros salarios o algún compromiso por escrito, no le creemos a Gamboa", explicaron.

Toda esta trama tiene aspectos inconcebibles en un organismo serio. Por ejemplo, subyace el dato de que todo el dinero que no se pagaría a asesores y colaboradores ya se fue para las campañas. Otros afirman que se guarda para un bono de último momento para los propios senadores.

En las últimas horas, Gamboa ha señalado los nombres de Angelica De la Peña y Alejandra Barrales como culpables del supuesto desfalco. ¿Por qué? Todos recuerdos que el control administrativo de la Cámara Alta estaba en manos de gente cercana a esta senadoras.

Los senadores sí cobrarían su dieta de julio y agosto, además podrán cobrar sus seguros de separación individualizada.

Los asesores de la Cámara Alta se envalentonaron en los últimos días por la experiencia que se vivió en San Lázaro, en donde a fuerza de protestas se consiguió la liberación de fondos. "Ellos lo consiguieron a la mala, parece que así hay que hacerla. Como porros, porque por las buenas no te escuchan", se quejó con este medio uno de los empleados del Senado.